Nostalgia, amistad y música para intentar salir del pozo

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Por Alejandro Castañeda

CASI LEYENDAS.- Gabriel Nesci, el creador de las muy recomendables “Todos contra Juan” y “Días de vinilo”, ensaya otro canto de nostalgia y amistad. Con historias sencillas y personajes melancólicos que valen más por lo que intentan que por lo que logran. Nesci escribió, dirigió y compuso la música. Y en las tres esferas sale a flote. La música es otra vez el motor emocional de esta comedia simpática a la que le cuesta levantar vuelo. Axel (Segura) vive en España, padece del mal de Asperger y cuida a su padre, en estado vegetativo; Javier (Peretti) se ha quedado viudo y no puede ni con su duelo ni con su trabajo de profesor ni con un hijo que anda literalmente por los bordes; y Lucas (Torres) es un abogado chanta y ligero que anda solito y pedaleando. No les sobra nada. Veinticinco años atrás habían formado una banda de rock que dejó alguna huella. Y ahora van por ellas, con más ganas de sacarse de encima el presente que de volver al pasado. Y eso ocupa el centro de un film amable, que quiere hacer reír y emocionar, aunque pocas veces lo logra. Los personajes tan remarcados (la hijita de la Bertotti es una de esas nenas insoportables que da el cine; y Axel a veces irrita) y situaciones caprichosas le quitan chance a una comedia que apela al sentido de la amistad, la nostalgia y los buenos sentimientos para poder rescatar a estos tres ex compañeros que andan medio estropeados por la vida, pero que encuentran en la evocación, los afectos y la música la chance de una segunda oportunidad. (***BUENA).

CULPABLES SOBRAN

EL PESO DE LA LEY.- Inspirado en una historia real, así dicen, aunque no dan mayores precisiones, el debut de Fernán Mirás detrás de cámaras es poco auspicioso. La historia no está mal, pero es tan esquemático y enfático su tratamiento, tan subrayados sus personajes, tan discursivo su contenido, que todo atisbo de denuncia roza la caricatura. Cuenta la historia de una supuesta violación en un pueblito perdido del interior. ¿Violación o relación consensuada entre dos desamparados? Desde allí asistimos a otra puja: la de una abogada de buenas intenciones (Barreiro) frente a una fiscal insoportable (Onetto) que acumula todos los defectos imaginables. Cuando la abogada defensora empieza a investigar, el mundo se le vuelve en contra. Aunque ya venía mal pisada: el día que dio la última materia, diez años atrás, no alcanzó ni a festejar porque se cayó por la boca del ascensor. Desde ese día “soy la renga de mierda”? El libro le suma más obstáculos: el viaje al pueblito perdido para hablar con los testigos, es una odisea: el comisario corrompido, los parroquianos huidizos, la mitad de sus habitantes raros. Todo está exagerado. Y el trazo grueso desactiva cualquier atisbo de denuncia. La historia daba para más. Husmear en lo entretela de los sucios manejos entre la justicia, la política y la policía suele ser material rendidor, sobre todo en épocas tan descreídas. Pero la acumulación de inconvenientes no es la mejor manera de exaltar el rol sacrificado de esta abogada que está menos asqueada en ese pueblito donde nadie le habla que en ese ambiente judicial donde todos la ignoran. El final aporta una moraleja algo cínica: Sobran culpables, en el pueblito y en los tribunales, pero al final todos se salvan y ganan. (**REGULAR)

 

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