Cien años a su manera

Treinta y cinco años después del mítico concierto en el Luna Park, y a poco más de un siglo de su nacimiento, “Sinatra: The Centennial Experience” nos trae de cerca una pequeña pero exquisita colección de fotografías y objetos personales de “La Voz”. La exhibición itinerante, que conmemora los 100 años del nacimiento de Frank Sinatra, cuenta con fotografías exclusivas provenientes del Frank Sinatra Enterprises, Capitol Records Archive, la Warner Brothers Records Archive y el archivo personal de su familia.

La curaduría de Cristina Carrillo de Albornoz, hace foco en primer lugar en la visita de Frank Sinatra en Argentina, su etapa de actor, cantante, su influencia y el legado que dejó en sus cinco décadas de carrera. Hijo de inmigrantes italianos (madre genovesa y padre siciliano), Francis Albert Sinatra nació en Nueva Jersey el 12 de diciembre de 1915. De carácter revoltoso y poco interesado por los estudios, solía hacer atletismo y natación. Pasó de ser canillita para el “Jersey Observer” a camionero. Después de presentarse en varios bares de la zona, el verdadero puntapié lo da cuando gana un concurso de radio y descubre el potencial del micrófono. Tenía absoluta confianza en sí mismo y en su talento. En 1932 conoció a Nancy Barbato, que se convertiría en su mujer en 1938 y al año siguiente, entró como vocalista en la orquesta de Harry Arden, lo que le permitió salir todas las noches en la radio.

Tommy Dorsey fue uno de los personajes fundamentales en su vida, ya que entre 1940 y 1942 lo ayudó a crear ese estilo predominante de voz limpia y con proyección que tanto lo caracterizaba, interpretando las canciones como si hubieran sido escritas especialmente para él. Con una técnica prolija y de gran fraseo musical, su registro de bajo-barítono es uno de los más recordados por su capacidad de cautivar audiencias en sus actuaciones en vivo. Antes de sus conciertos dejaba de fumar y respiraba el vapor de agua caliente con la toalla en la cabeza. Llevaba una vida de lujos y excesos, como líder del grupo “Rat Pack” (pandilla de ratas), entre los que se encontraban artistas como Humphrey Bogart o Peter Lawford. Mientras la 2GM arrasaba el viejo continente y cambiaba la historia mundial, Sinatra compartía cartel con Benny Goodman, firmaba contratos discográficos y cinematográficos por doquier. Su época dorada y una de las más elogiadas fue como cantante del sello Capitol Records en la década de los 50. Una figura clave que supo aprovechar las big bands como parte imprescindible de su show, aun cuando ya estaban en decadencia debido al surgimiento del rock and roll.

El documental que acompaña la exhibición nada tiene que envidiarle al BAFICI, ya que relata gran parte de su vida profesional y privada de forma cronológica con testimonios reales de su familia, mujeres y amigos. Sus estrechas relaciones hacia los presidentes de turno, su affaire con Marilyn Monroe, la admiración de Martin L King, su relación con la mafia que terminó con el secuestro de su hijo o los chistes racistas a costa de Sammy D. J., que le valieron el rechazo y repudio de una gran parte de la prensa y del público. En cada foto se puede ver la intensa vida de un hombre que no paró. Incluso cuando sus relaciones extramatrimoniales salieron a la luz (con Judy Garland o Kim Novak entre sus amantes) y eclipsaron su carrera, supo resurgir como el fénix con la película “De aquí a la eternidad” obteniendo un éxito que lo llevaría a protagonizar doce películas entre 1955 y 1957. Pese a no haber estudiado actuación, su naturalidad y reconocimiento lo llevó a realizar 64 películas, e incluso haber sido galardonado con un Oscar como mejor actor secundario. Mia Farrow recuerda el primer encuentro con Frank cuando ella tenía solo 19 años: “estaba tan nerviosa que se me cayó el bolso con todas las cosas. Me invitó al cine y al otro día fuimos. Después de la película me dijo que vaya con él a Palm Prings. Le dije: no tengo pijama, cepillo de dientes y tengo un gato. Frank me respondió: mañana te envío el avión y podés traerte el gato”. Fue y se casaron. En 1989 junto a Sammy Davis Jr y Liza Minnelli realizaron conciertos por todo EE.UU. hasta la partida de Sammy a causa de un cáncer de garganta. Para esa época, la memoria de “la voz” ya no era la misma, y su problema de cataratas le impedía leer las pantallas de los escenarios. El 25 de febrero de 1995 ofreció el que sería su último concierto en una fiesta privada del hotel Marriott y el 14 de mayo de 1998, a los 82 años, falleció de un ataque al corazón en West Hollywood California.

En su larga carrera, llegó a grabar más de 50 películas, alrededor de 1300 canciones, recibió diez premios Grammy y la Medalla de la Libertad del gobierno estadounidense, entre otros logros artísticos. Trató de mantenerse vigente aun cuando ya no era el centro de la cultura. Su álbum “Watertown” fue el peor vendido y significó el comienzo de su retiro. Su hijo afirmaba que estaba cansado y su hija que él siempre sabía cómo retirarse por la puerta grande. Y así fue. El 13 de octubre de 1974 realizó un gran concierto en el Madison Square Garden ante miles de personas. Su managger le dijo: “lo vamos a hacer en el cuadrilátero porque sos el campeón de los pesos pesados”. Porque cantaba lo que sentía: “amigo mío, lo diré sin rodeos, hablaré de mi caso, del cual puedo hablar con certeza. He vivido una vida plena, viajé por todas y cada una de las autopistas (…). Hice lo que tenía que hacer, y llegué al final sin deber nada a nadie. Planeé cada ruta, cada cuidadoso paso a lo largo del camino. Y más, mucho más que eso…”, haciéndolo a SU manera.