El sinsentido de la política
Edición Impresa | 11 de Mayo de 2017 | 03:56

En “El candidato”, su segundo largometraje como director, Daniel Hendler concentra, en una misma mansión, a un grupo de personajes que ponen en evidencia algunas de las constantes mas ridículas y al mismo tiempo oscuras del mundo de la vieja y la nueva política, signadas por la mentira, las apariencias, y las ambiciones de las que la gente común, la de a pié, no ve y por eso mismo termina siendo víctima.
“Nada es lo que aparenta” parece ser la guía del relato que viene de participar en el último Bafici, que parte de una estructura que mucho tiene que ver con la de un reality show protagonizado por un potencial candidato a un cargo electoral que reúne en una casa de campo a un grupo de asesores creativos en busca de definir una imagen.
La trama se encarga en la primera parte, la más extensa, de describir a un cincuentón de una formación política muy básica y una evidente ambición de pasar al frente gracias a un golpe de marketing, que contrata a un equipo para que le construyan la imagen que le permita llegar a la meta de triunfar en una contienda electoral.
El absurdo del “retiro espiritual productivo”, el sin sentido del mundo de los asesores y sus “brainstorming” de algo, el vacío de contenido de las marcas políticas, la justificaciones descosidas de tipografías y colores, la búsqueda real o fraguada de emblemas y recuerdos, símbolos y hasta sonidos con el fin de ganar electores sin importar las propuestas.
Uno por uno, estos personajes van mostrando cual es su rol, en torno a este hombre que no parece tener demasiadas luces sino simplemente la idea de que con dinero se puede llegar a cualquier meta, y lo hace desde ese casco de estancia, sin demasiadas vueltas, al organizar un asado dominguero que será clave en el giro que ese todo pega rumbo al género.
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