Uno de cada cuatro jóvenes probó

Más de la mitad de quienes tienen entre 15 y 25 años admite haber sido invitado a consumir alguna vez

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A falta de estadísticas oficiales que den cuenta de la prevalencia que tiene hoy el consumo de marihuana en el país, estudios como el realizado por la Universidad Católica Argentina por encargo de la Fundación Florencio Pérez permiten hacerse una idea de hasta qué punto su uso ha venido ganando terreno entre los jóvenes a lo largo de la última década. Y es que según se desprende de sus conclusiones, al menos uno de cada cuatro chicos que viven en nuestra región habría consumido marihuana por diversión al menos una vez.

El dato surge del informe “Consumo de Sustancias Psicoactivas en Jóvenes del Gran La Plata”, una investigación que abarcó encuestas a cerca de un millar de chicos de entre 15 y 25 años y que constituye acaso el mayor estudio de su tipo que se haya hecho a nivel local.

Según ese trabajo, el 23% de los jóvenes consultados reconoció haber probado alguna vez la marihuana, a la que considera una sustancia tan presente en su entorno como el alcohol.

La segunda droga ilícita más consumida por ellos sería la cocaína, pero con una prevalencia mucho menor (el 7%), seguida por los tranquilizantes no recetados (4%), alucinógenos (3,7%), el pegamento (2,7%), el paco y el hachís (2,2%).

La marihuana sería también la sustancia con mayor prevalencia de consumo mensual. El 14% de los encuestados reconoció haberla fumado en el último mes, un porcentaje que crece significativamente entre los varones (21%) y a medida que aumenta la edad.

Otra pauta de la presencia que tiene hoy la marihuana entre los jóvenes es que más de la mitad de ellos reconocen que tienen amigos que la consumen y que alguna vez alguien les ofreció para probar. Pero lo cierto es que, aunque presente, la iniciación en su consumo se registra en forma posterior: a los 17 años de edad.

Un dato llamativo es que la mayoría de los chicos que consumieron drogas alguna vez en su vida (el 80%) cuenta que lo hizo “para probar” o “por curiosidad”, dos respuestas que revelan el peso que tiene entre ellos el deseo de experimentación y que producen un inquietante eco cuando el 76% de ellos expresa a su vez el deseo de recibir más información sobre los daños que les podría causar.

“Es importante tener en cuenta que el trabajo describe un consumo declarativo; es decir lo que los jóvenes reconocen haber consumido. En este sentido es muy posible que los guarismos reales sean incluso un poco más altos, porque si bien el consumo de marihuana está naturalizado, seguramente existe cierto nivel de subdeclaración”, explica Ricardo Hermelo, uno de los autores de la investigación.

 

 

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