Ostapenko dio el batacazo
Edición Impresa | 11 de Junio de 2017 | 04:27

Jelena Ostapenko se consagró como la nueva campeona del Roland Garros tras vencer 3-6, 6-4 y 6-3 a Simona Halep en la final. La joven de 20 años dio el golpe en el segundo Grand Slam del año en lo que significó su primer título como jugadora profesional.
La letona, quién se mostró muy rápida y agresiva desde la línea de fondo, mostró carácter a pesar de su corta edad para darle vuelta el partido a la número 4 del ranking WTA.
En el primer set Halep, quién buscaba ganar para quedar como la número uno, se impuso por 6-3 y hacía pensar que la experiencia era la que se iba a imponer en suelo francés. Pero la letona ganó con solvencia el segundo por 6-4 y, en el tercero y decisivo, mostró todo su potencial para cerrarlo con un 6-3 en el tanteador y dar el gran batacazo.
Ostapenko, quién hace dos días cumplió los 20, se convirtió en la ganadora más joven de Roland Garros desde Iva Majoli en 1997 y en la campeona de Grand Slam más joven desde la rusa María Sharapova en el US Open 2006.
Además, Letonia nunca había tenido a un tenista campeón de un Grand Slam, por lo que lo ocurrido ayer en Francia significó el mayor logro histórico para el tenis de dicho país.
Otra de las curiosidades que brindó el título de Ostapenko fue que hasta el momento no había conquistado ningún título en el circuito WTA. En 2015 llegó a la final en Quebec y perdió ante Annika Beck, al año siguiente sucumbió en el partido decisivo de Doha frente a Carla Suárez Navarro y, en esta temporada, no pudo con Daria Kasátkina.
“Veía a muchas chicas jugando los primeros partidos y nunca se me pasó por la cabeza pensar que podía ganar Roland Garros”, declaró la campeona una vez consumada la hazaña.
Ahora Ostapenko tendrá el desafío de ratificar lo hecho en el Roland Garros de acá en adelante.
NO SABIA QUE HACER CON EL TROFEO
La inexperiencia de la joven campeona quedó en evidencia en uno de los momentos más importantes: la entrega del trofeo. Cuando llegó el momento de la premiación se acercó al centro de la cancha tímidamente, donde la gloria francesa Francoise Durr le entregó el trofeo. Ella se quedó quieta y, desde el palco, su agente y so coach le gritaron: “¡levántalo!”.
Luego le pidieron algunas fotos justo cuando empezó a sonar el himno de Letonia, pero ella no se percató y atinó a irse. Los organizadores la hicieron volver, hasta que finalmente pudo retirarse y dejar el trofeo en una mesa. “Por fin, pesaba mucho”, declaró entre risas.
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