También hay que educar a la sociedad

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Por Diego Sarasola*

El Síndrome de Tourette es un desorden de tipo neuropsiquiátrico, que suele aparecer en la infancia, entre los 7 y 10 años. El síntoma más común es el tic facial. Existe una amplia gama de casos, algunos son muy leves y otros muy severos y discapacitantes, imposible de ser controlados por el paciente.

Si bien la cropolalia (uso reiterativo de palabras soeces) puede manifestarse, no es tan frecuente como suele marcar la creencia popular o las representaciones en teatro y televisión.

Los tics faciales, sobre todo en edades complejas como la adolescencia, puede limitarlos desde lo social.

Es una enfermedad que tiene mucho impacto socio-familiar en las etapas escolares por las características de sus síntomas.

El carácter disruptivo de este trastorno, y el riesgo de estigmatización, implica la necesidad de tratamiento multidisciplinario. Además es frecuente su coexistencia con depresión o con un Trastorno Obsesivo Compulsivo.

Existen tratamientos farmacológicos eficaces y abordajes psicoterapéuticos útiles. También se recomienda, por la alta carga de estrés que genera, el abordaje familiar y la psicoeducación, tanto al paciente como a la sociedad, para evitar estereotipos estigmatizantes.

Por *Director del Instituto de Neurociencias Alexander Luria

 

 

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