Una platense, Pionera del Tango Danza

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“Toda una lucha fue mi vida”, afirma María del Carmen Silingo, nombrada por la Provincia Pionera del Tango Danza, quien luchó “contra la corriente” por llevar el tango danza a la educación y contribuyó a establecer un método de estudio de la danza porteña durante toda una vida.

El nombramiento de las Cámaras provinciales llega en reconocimiento a esta lucha que ha emprendido de manera solitaria y utópica la reconocida bailarina platense, quien mamó el amor al tango desde chiquita.

Sin embargo, el destino la empujó de vuelta al tango cuando en la década del 80 le propusieron crear una coreografía para la Casa del Tango y ella decidió mezclar figuras del tango con técnicas clásicas. Así dio vida al tango ballet, con una coreografía de “La Cumparsita”.

Silingo continuó empujando al tango hacia el campo académico: con el apoyo del folclorista y funcionario Cacho Tirao llevó la danza al Teatro Argentino.

Silingo realizó también en aquellos primeros años de democracia seminarios en toda la Provincia “trabajando solo por viáticos”, llegando siempre a localidades donde esperaba decenas de alumnos y encontraba centenares.

Y Tirao le dijo “escribí”, y Silingo hizo caso a quien recuerda como su “protector”: hoy sus libros son leídos en Estados Unidos y Europa, desde donde cada tanto le llegan invitaciones.

“Seguí adelante, porque me dolía mucho el desprecio que había hacia el tango. Yo quería el tango con nivel”, dice sobre el motivo por el cual continuó con sus proyectos tangueros a pesar de las pocas ganancias materiales. Y el punto cúlmine llegaría cuando presentó un plan para conseguir la entrada del tango en la Escuela de Danzas y el mismo fue aprobado: consiguió insertar el tango en la educación y sacarlo de la esfera de lo improvisado y poco riguroso, uno de los principales motivos por los cuales fue nombrada Pionera del Tango Danza.

“Logré que el tango tuviera el lugar y el nivel que se merecía”, dice Silingo cuando se cumplen hoy 82 años de la muerte de Carlos Gardel. Y cuestiona: “El tango no creció como tiene que crecer: todos hablan pero hay que trabajar”, cuenta quien, jubilada, sigue trabajando y escribiendo.

 

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