Y un día volvió a sus orígenes

Desde pibe Lucas Armando Lobos siempre fue uno de esos jugadores distintos por su rara habilidad para tratar a la pelota, el del juego bonito, pero con el alma del potrero.

Es la historia de un chico de barrio que arrancó de muy abajo y que un día tuvo la oportunidad de llegar a lo más alto: a la primera división del fútbol argentino y no la desaprovechó, hasta pasear su juego por escenarios internacionales.

Al comienzo, luego de la canchita de su barriada del oeste platense y su paso infantil por el Club Peñarol de Olmos, llevó su magia a la primera de Unidos de Olmos en la Liga Amateur Platense de Fútbol, que fue la vidriera para su gran salto posterior.

Allí lo vieron de Gimnasia y fue a donde comenzó su exitosa carrera como futbolista profesional que lo llevó a deleitar con su juego a nivel mundial en el Cádiz de España y Los Tigres de México, hasta que el año pasado regresó a Gimnasia, en donde lo aman, a los 36 años y antes de colgar los botines volvió el sábado pasado al fútbol amateur, a sus orígenes: Unidos de Olmos.

Hace más de tres décadas, en mis comienzos como cronista deportivo del diario, hacía las coberturas liguistas y me tocó ser testigo de las grandes campañas de Unidos de Olmos, con la obtención de los campeonatos de primera y la participación de los torneos regionales de AFA, con el recordado equipo del DT Carlos Balichia, desde aquel tiempo y bastante después el conjunto olmense se convirtió en una cantera de futbolistas que trascendieron las barreras del fútbol nacional como Fabián Testa -hoy técnico de Peñarol Olmos- que jugó en San Miguel y en el fútbol italiano, pero el caso más resonante fue el de Lucas Lobos, quien me contó estos días que está muy ilusionado con la vuelta e ilusiona a todo Unidos de Olmos con volver a la primera A de la Liga y a repetir aquellas hazañas del club.

Con las mismas ganás, con la humildad y habilidad de juego que tuvo en distintos campos de juego internacionales, volvió a traer su magia y, a pesar de que algunos campos de juegos no ayuden y el raspa que te raspa de los rivales de la B liguista, se lo ve feliz, apoyado por su familia y amigos, de volver a su primer amor.