Una droga de sometimiento
Edición Impresa | 23 de Agosto de 2017 | 03:25
El clorhidrato de ketamina es un agente anestésico disociativo, sintetizado en 1962. Tiene aplicación en medicina veterinaria. Sus efectos secundarios han limitado el uso en seres humanos y ha sido considerado uno de los anestésicos más controvertidos.
En el mercado ilícito, la ketamina puede presentarse de muchas formas: líquido incoloro, polvo blanco (cristales blancos), comprimidos o cápsulas, por lo que es posible utilizarla por distintas vías de administración. Algunos nombres callejeros son: K, vitamina K, keta, Super K y en asociación con otras drogas: Calvin Klein (ketamina+cocaína), Mary-Kay, María-K (ketamina+marihuana). Según la dosis actúa como estimulante, depresor o alucinógeno. Clínicamente se observa confusión, hipoestesia, movimientos oculares anormales, hipertensión arterial, incoordinación motora, rigidez muscular, catatonía (paciente inmóvil, postura rígida, falta de respuestas a los estímulos externos), coma. Ocasionalmente afectación cardíaca, renal, estado psicótico y convulsiones. Sin complicaciones, el coma revierte en pocas horas.
El consumo continuado provoca dependencia, problemas de memoria y aprendizaje, alteración del lenguaje y la expresión, trastornos psicológicos. Provoca una dependencia psicológica muy alta.
Habitualmente el consumidor recreativo no tiene características específicas, hace usos esporádicos e intercala con otras drogas de diseño. Más común es el uso como droga de sometimiento. La Ketamina es fácilmente disimulable en bebidas. Dado los efectos que produce (catatonía) asociado a amnesia, son usados en violaciones, pornografía y robos.
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