El fútbol visto como lo que es, un juego

Mariano Soso llegó al Lobo para proponer una idea: dar espectáculo dentro de la cancha. Y para no poner en su boca, palabras que no dijo, seré exacto: “yo vengo a proponer una idea y no a imponerla, quiero que el hincha vaya a la cancha con gusto”.

Tras un comienzo de ciclo cargado de misterio, que luego se fue traduciendo en ansiedad, el nuevo modelo de Gimnasia comenzó a rodar con esa identidad que buscó el entrenador desde el vamos.

Hoy, por lo visto en su debut, el Lobo juega al fútbol, o al menos lo intenta. El equipo va adquiriendo el sello y la impronta que este joven entrenador desconocido para muchos buscó darle desde que pisó Estancia Chica, y lo mejor de todo, es que los jugadores lo hacen convencidos.

Algunos triperos podrán decir que no hay que “suicidarse” o que no se debe “atacar a lo loco” y algunas otras cosas más, pero a priori, prácticamente ninguno dice: “esta forma de jugar no me gusta”. Y es casi obvio que lo vean así, si uno de los mejores equipos que vieron en cancha tenía una matriz similar, aunque nombres de otra talla como los de Albornoz, Márcio y Guillermo, lo que suma aún un plus extra a favor de Soso.

Porque el técnico apela al juego vistoso con lo que tiene, que es prácticamente lo mismo que tenía Gustavo Alfaro. Intensidad, buen trato de la pelota y ataque constante, son algunas de las característas que pudieron verse en este inicio de la Superliga, algo que al unísino potencia los rendimientos individuales de los intérpretes.

Ante Defensa, el 9 (ya no fue 8) metió goles. El 8 (que es Bonifacio que estaba “colgado”) metió centros venenosos como Licht, reflejando la verticalidad que se busca. Los otros volantes tejieron juego y buscaron constantemente meter pelotas cortadas que recibían mansas de los defensores que no la bartoleaban. Hoy Gimnasia puede decir que tiene un goleador en su plantel, al que pagó poco y puede vender caro. Con el que puede hacer negocio gracias a que la pelota (elemento básico para el deporte) le llega redonda para que pueda meterla adentro.

Traduciendo un poco todo esto, lo que mostró el equipo en este inicio terminaría siéndole redituable al club y cierra por todos lados. El Lobo quiere jugar bien, por momentos lo logró con creces, los hinchas irán a la cancha a ver un espectáculo, y las formas lo pueden conducir a ser un equipo “vendedor”, respetando el legado del “Viejo”.

¿Puede salir mal?. Sí claro. Y para reducir el margen de error será imperiosamente necesario, sin dudas, encontrar el balance. Pero el entrenador no come vidrio y lo sabe. “No vamos a hipotecar los encuentros por priorizar solamente lo ofensivo”, dijo en Florencio Varela. Y una opción podría ser

devolver a Fito Rinaudo a su posición natural, algo que claramente es una alternativa que el DT reconoce y baraja.

Lo que está claro es que en este ciclo no se contempla el adjetivo “conservador” y menos que menos el verbo “aburrir”. En Gimnasia, nuevamente el fútbol es visto definitivamente como lo que es, un juego. El Lobo no pasará desapercibido. Así lo prometió Soso y eso se vio en el debut.