De la guerrilla a la vicepresidencia de Uruguay

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Lucía Topolansky se convirtió ayer en la primera mujer en alcanzar la vicepresidencia de Uruguay tras la renuncia de Raúl Sendic en medio de denuncias de presunta corrupción. La dimisión de Sendic fue aceptada por la unanimidad de los legisladores presentes en la asamblea general del Parlamento. Topolansky, esposa del ex presidente José Mujica, no hizo uso de la palabra en la sesión en la que tampoco hubo debate.

En Uruguay el vicepresidente es el presidente del Senado y de la asamblea general del Parlamento, cargos que ahora desempeñará Topolansky. Según la Constitución, Sendic debía ser sustituido por el primer senador de la lista más votada en las últimas elecciones nacionales, es decir, Mujica. Pero el ex mandatario está inhabilitado para asumir debido a que la reelección está prohibida en Uruguay y en consecuencia no podría suplir al presidente Tabaré Vázquez en caso de necesidad.

SU PASO POR TUPAMAROS

Topolansky es quien seguía en la línea de sucesión. La ex primera dama nació hace 72 años en un hogar acomodado y apolítico, pero en su juventud se sumó a la agrupación guerrillera izquierdista Tupamaros que buscaba instaurar un régimen comunista al estilo cubano. El objetivo de la guerrilla fracasó y Topolansky pasó 13 años presa. Al salir acompañó a su pareja, el también tupamaro Mujica, en un largo periplo político persiguiendo el poder pero por la vía democrática.

Austera y poco preocupada por los formalismos, Topolansky comparte el modo de vida de Mujica, desapegado a lo material. En su despacho en el Senado tiene cuatro pequeños retratos: el del prócer nacional José Artigas, el del cantautor de tangos Carlos Gardel, una foto de su esposo cuando era guerrillero junto al líder tupamaro Raúl Sendic, padre del vicepresidente renunciante, y otra del “Che” Guevara.

Sendic había anunciado su renuncia el sábado en el plenario de la coalición oficialista de izquierda Frente Amplio luego de que el Tribunal de Conducta Política de esa fuerza determinó que había incurrido en un “proceder inaceptable en la utilización de dineros públicos” y lo acusara de mentir en sus explicaciones. Mientras presidió la petrolera estatal ANCAP, Sendic usó tarjetas de crédito corporativas para comprar joyas, artículos electrónicos y otros bienes suntuarios.

 

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