Más que la derrota lo que debe preocupar es el futuro

Tan poco para tanta espera. El fixture le había jugado una mala pasada al hincha de Gimnasia, porque arrancó con dos de visitante y por fin anoche el Bosque se pudo vestir de “fiesta”, al menos en la previa. Había olor a ilusión en los pasillos, en las tribunas y en las plateas. Claro, el hincha de fútbol es optimista por naturaleza, aunque íntimamente supiera que a Gimnasia no se le iba a ser fácil. Todos querían ver al Lobo. No es lo mismo por TV o escuchándolo por La Redonda (la radio deportiva de la ciudad). Estar cerca, alentar, disfrutar, sufrir, es otra cosa, es la pasión del fútbol. Fútbol, dije. Por favor, que poco se vio.

Cuando el árbitro Silvio Trucco pitó el inicio, estalló ese murmullo inicial. Ese “vamos Lobo carajo”, pero que en pocos minutos se fue trasladando a un murmullo que los jugadores no quieren. Ese que disgusta, que molesta.

Empezó Gimnasia con la pelota, como queriendo hacerse protagonista de una historia que no tendría final feliz.

El DT Mariano Soso a lo largo de las tres fechas fue buscando variantes, tras el empate ante Defensa y Justicia y la derrota en Santa Fe contra Unión. Volvió a cambiar y lo único que mejoró es haber pasado a Fito Rinaudo a su puesto de “5”. El resto intentó acompañarlo, pero siempre murieron en el intento. Huracán conocía bien el libreto del Lobo, porque lo esperó sabiendo que llegaba hasta el área y nada más y lo atacó con rapidez porque entendía que daba muchas ventajas en el fondo.

Gimnasia tuvo la pelota y jugó desde el comienzo como si hubiese ido ganando el partido y faltaba poco para el final. Arias salía del fondo para un costado, entre los defensores se devolvían la pelota hasta que Rinaudo se desmarcaba. Fito iniciaba lo que pretendían ser ataques. Le puso en la primera etapa todo lo que el sabe y puede, pero el resto, nada. Centros al área para que algún “pajarito” que pasara por el lugar las desviara y descolorara al seguro Marcos Días. Nicolás Dibble que hizo el debut desde el arranque estuvo muy retrasado, Ibáñez siempre lejos de todo y Brahian Alemán llegaba desde atrás cuando todo había pasado.

Algún que otro intento desde media distancia que ni siquiera fueron al arco. A los 30 llegó lo que todos suponían, pero que nadie quería esperar. Un error de Guanini en el medio permitió que Huracán se hiciera del balón, un centro al área y quien si no Wanchope Abila para mandarla al fondo. De ahí hasta el final de la etapa fueron todos arrestos individuales de Gimnasia que nunca encontró el camino correcto. Dibble buscó, pero nunca encontró ni le salió la individual. Colazo que había mostrado poco sobre el final tuvo una chance con un buen remate de media distancia que contuvo el arquero. Así se fue la primera parte de lo que debió ser un espectáculo futbolístico, pero que de fútbol tuvo poco y nada, pero que a Huracán le convino.

Los 15 minutos de descanso para los jugadores, le permite a los espectadores dialogar entre ellos. Y claro todos suponían que el DT iba a buscar en esos instantes hacer cambiar el rumbo. Meterles en la cabeza que lo que trabajaron durante la semana debían plasmarlo en la cancha. Decirles que estaban perdiendo ante un equipo que no había mostrado nada, pero que les estaba ganando por una de las tantas distracciones que habían tenido.

Lo único que cambió en los primeros minutos del complemento fue que Huracán amplió la diferencia. Otro contra rápida que ganó Abila y ante la salida de Arias se la dio a Ignacio Pussetto para que la mande al fondo del arco.

El 2-0 le dolió y mucho a Gimnasia que con más amor propio que fútbol empezó a morder más en todos los sectores y rápidamente llegó al descuento por intermedio de Colazo que al menos despertó la modorra de los hinchas.

Llegaron los cambios que nunca fueron salvadores y fueron transcurriendo los minutos con mucha presión desde afuera y que se sentía adentro. Porque aquellos errores durante el transcurso del encuentro se fueron acentuando. El Lobo fue en búsqueda de un empate que nunca llegó y que terminó siendo golpeado otra vez por Pussetto cuando se moría el choque.

Gimnasia perdió y las derrotas siempre duelen, pero hay derrotas y derrotas. La de anoche fue muchísimo más dura que la de Santa Fe

El Lobo arrancó muy mal la Superliga, todavía queda mucho camino por recorrer, pero por lo visto hasta ahora, el futuro es preocupante. Porque no hay un estilo de juego definido. Porque no está firme en el fondo. Porque no tiene uno de esos delanteros que se sabe que en algún momento la puede meter. Hoy por hoy es Fito Rinaudo y diez más y con eso no le va a alcanzar para empezar a ganar.

El simpatizante del Lobo fue a la cancha a ver otra cosa de lo que el equipo le brindó. Nada de fútbol, nada para tener esperanza, aunque el fútbol siempre deparara alguna sorpresa.