“Raquel Liberman”: un grito por la libertad

Lorena Velázquez dirige una obra basada en la vida de una de las primeras mujeres que, en el siglo XX, se animó a denunciar la trata

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Siempre reflejo de la sociedad, de sus problemas y carencias, la cartelera teatral platense ofrece “Raquel Liberman, el grito de libertad”, una dramática pieza sobre la trata de personas, basada en un caso real. Bajo la dirección de Lorena Velázquez, la obra se presentará esta noche, desde las 21, en el Teatro El Escape.

Con las actuaciones de Leandro Chavarría, Carlos Fiasconaro, Augusto Rey Perdomo, Ana Angelillo y Virginia Giorgio, el proyecto nació a partir de una idea matriz que tenía que ver, según asegura la directora en diálogo con EL DIA, de “contar la historia de una mujer que haya dejado huellas en la historia”.

Así llegaron a Raquel Liberman, una de las primeras mujeres que, con gran valentía, denunció a una de las organizaciones de trata de personas más grandes de década del siglo XX.

Raquel llega desde Polonia a la Argentina. Al arribar a la Ciudad de Buenos Aires, sus cuñados le informan que su esposo ha fallecido y bajo engaños, la entregan a una sociedad llamada la Zwi Migdal. Esta agrupación, bajo la fachada de una sociedad de socorros mutuos, se dedicaba a negocios ilícitos. Entre ellos, el negocio de la prostitución y trata de jóvenes inmigrantes que quedaban desamparadas en una metrópoli avasallante y repleta de mujeres que venían de Europa y se encontraban solas y sin familia.

Tras un proceso de investigación, el actor Carlos Fiasconaro y el profesor de historia Martín Caprari delinearon un guión en el que se narra bajo el contexto socio-histórico de la época, la historia de Raquel Liberman, que se atrevió a desafiar a una sociedad mafiosa no sin antes sufrir innumerables tormentos, abusos, amenazas y violaciones a todos sus derechos. Una epopeya desgarradora, llena de sinsabores que no logró su cometido final.

¿Por qué traer esta historia de vida sufrida casi un siglo después? Velázquez lo responde: “Porque lamentablemente se repite una y otra vez. Basta con solo leer los diarios o ver los noticieros para que esta historia se pueda comparar con tantas otras. De hecho, en este mismo diario, hace solo unos días se pudo leer el caso de mujeres que eran sometidas sexualmente en un prostíbulo clandestino que funcionaba por la zona de la terminal. El contexto socio-histórico es claramente diferente pero la trata de personas sigue siendo una problemática de las más oscuras en nuestra sociedad”.

Y por ahí viene la intención de esta pieza, no sólo contando “la historia de este sufrida y valiente mujer, sino también buscando concientizar a la sociedad de cómo aún hoy esta historia se nos hace presente. Cómo ha pasado un siglo y todavía tenemos que convivir con la trata de personas. Cómo las complicidades siguen siendo prácticamente las mismas, y los métodos no han variado demasiado”.

Sobre la estética de su puesta, Velázquez explica que, desde la escena, se intenta darle al espectador mucha información para que sea él quien la vaya desglosando. “Los actores están en el transcurso de la obra todo el tiempo por eso el espectador tendrá muchos estímulos y elegirá qué mirar”. Es interesante el trabajo espacial que la directora ha montado al dividirlo en tres áreas bien definidas: “Un espacio neutro en donde se dan diferentes situaciones que tienen que ver directamente con la historia en sí; el espacio específico del burdel el cual está separado: por un lado la pieza en donde Raquel vive sus días y sus tantas humillaciones y en donde tiene que trabajar, y por otro el espacio en donde los clientes ingresan; por último, un tercer espacio que es definido como ‘el espacio del actor’ en el cual los actores están de espaldas y realizan el cambio de los diferentes personajes ya que tres de los actores interpretan a más de uno”.

Dentro del elenco (integrantes del grupo de teatro independiente que Velázquez dirige en El Escape) se encuentran dos actores debutantes, Virginia Giorgio y Augusto Rey Perdomo, quienes, según elogia la directora, realizan “actuaciones exquisitas pese a la breve experiencia de ambos”.

Con escenografía de Carlos Fiasconaro, vestuario de Lorena Velázquez y asistencia de dirección de Liliana Perdomo, la obra tendrá nuevas funciones el próximo viernes, y el 24 y 25 de noviembre, a las 21, en la sala de 44 entre 23 y 24.

“El contexto socio-histórico es diferente pero la trata sigue siendo una problemática de las más oscuras”

Lorena Velázquez, Directora

 

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