Profundizar los controles sobre la calidad de los alimentos

Edición Impresa

La decisión de la Municipalidad local de realizar operativos de control bromatológico de los alimentos ya no en puestos fijos, como ocurría hasta ahora, sino a través de inspecciones a realizar en cualquier punto del trayecto que las empresas que comercializan productos recorran para llegar a las bocas de expendio, constituye una medida que deberá ser convenientemente sopesada, por cuanto se trata de una materia íntimamente ligada a la salud de la población.

Tal como se informó ayer en este diario, los cambios en el trámite que se sigue para el control bromatológico de los alimentos que ingresan a La Plata, consisten en la eliminación de los puestos fijos de verificación documental y de las condiciones higiénico-sanitarias de los productos, por un sistema de inspecciones aleatorias. Fueron funcionarios de la secretaría de Simplificación Productiva del ministerio de Producción y Trabajo nacional y de la Municipalidad local quienes anunciaron esas modificaciones.

Se detalló que el llamado control de abastos consiste en la verificación documental e inspección, en un puesto fijo, de los camiones que trasladan alimentos, donde la mercadería es sometida a los debidos controles bromatológicos y habilitada luego . Ahora ese trámite, que según funcionarios comunales era “engorroso”, será modificado para, a su vez, abaratar costos a las empresas del sector.

Según los funcionarios, esa modalidad, que no incluye a las frutas y verduras, les evitará a las compañías los costos de transporte ocasionados por el traslado hasta un punto específico (en el Mercado), unos $1077 mensuales por unidad vehicular, teniendo en cuenta el costo de hora-hombre en cuanto a tiempo destinado al trámite, seguros y amortizaciones, patentes y habilitaciones; y le permitirá al Estado optimizar los controles ya que muchos camiones no cumplían con la visita reglamentaria.

Sea como sea, cabría señalar que numerosas evidencias médicas reunidas en los últimos años vinieron advirtiendo sobre un debilitamiento ostensible de los controles bromatológicos que se realizan en nuestra zona. Aunque también es preciso decir que en las revisiones sanitarias sobre los comercios que los expenden también se detectaron anomalías, esto es en lo que atañe a la producción, manipulación, conservación, elaboración y distribución de esos productos de consumo. Desde luego que esa situación se vio agravada por la proliferación de puestos de venta informales de toda clase de alimentos, que se vino registrando en distintos lugares.

Si bien no se conocen estadísticas oficiales actualizadas, se calcula que en la Argentina ocurren unos dos millones de incidentes alimentarios por año, denunciándose poco tiempo atrás que entre el 40 y el 50 por ciento de la carne que ingresaba a La Plata no pasaba por la verificación bromatológica municipal, aunque ese dato nunca fue confirmado oficialmente.

Lo cierto es que lo complejo del tema, cuya gravedad ha quedado ya debidamente expuesta, exige una evaluación profunda de los cambios que ahora se impulsaron. A grandes rasgos puede convenirse que toda eliminación de trabas burocráticas parece ser acertada, aunque en este caso concreto deberán ser las autoridades sanitarias las que comprueben si el nuevo sistema fortalecerá –tal como corresponde- las imprescindibles fiscalizaciones que deben realizarse para avalar la calidad de los alimentos que consume la población platense.

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE