Vandalismo, abandono y una postal que se expande

Locales comerciales, organismos públicos, viviendas particulares y cualquier otra fachada se transformaron en blanco directo de quienes se apoderaron en los últimos años del centro de la Ciudad para transformarlo en una escenografía que reúne vandalismo, abandono y cierta resignación al avance de quienes destruyen los frentes para difundir diferentes mensajes con la imposición del aerosol.

Prácticamente son muy pocos los frentes que se salvan en el centro platense de tener una pintada en la fachada.

En la actualidad cuesta decenas de miles de pesos recuperar los frentes, por el precio de la pintura y la mano de obra para quitar el daño y recuperar el color original.

Resignados, en algunos casos, los frentistas han contratado a diferentes artistas para que al menos la fachada quede cubierta con un impacto visual positivo.

Pero otros tantos se han resignado a que la imposición del aerosol haga de las suyas para generar una paleta anárquica de mensajes, figuras y rayones que destruyen los frentes y forjan un aspecto poco agradable en un amplio sector de la Ciudad.

A su vez, durante las madrugadas no hay controles y muy pocas veces cuando se produce una denuncia de un vecino alertando por la presencia de grafiteros aparece una respuesta para preservar una fachada.

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Los vecinos, en muchos casos, han expresado su preocupación porque en este rubro, como en tantos otros, se sienten “desprotegidos” y no saben a quién recurrir para conseguir una respuesta oficial que frene el accionar de quienes se apropian de una propiedad privada para, sin permiso alguno, actuar cómo se le ocurra sin tomar en cuenta la voluntad del dueño de ese espacio.