Trump afloja las riendas

Por BEATRIZ PASCUAL MACÍAS

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WASHINGTON

Por BEATRIZ PASCUAL MACÍAS (*)

La Casa Blanca respaldó una iniciativa aprobada por el Senado y que, de convertirse en ley, permitiría la liberación de miles de presos y supondría la mayor reforma en décadas del sistema penal de EEUU, que tiene entre rejas a 2,2 millones de personas.

Trump ha jugado un papel fundamental en la reforma penitenciaria porque ha conseguido cambiar la postura tradicional de los legisladores republicanos, quienes durante años han defendido la necesidad de un sistema penal duro.

En Twitter, tras la aprobación de la iniciativa, Trump resaltó que su deber era luchar por “todos los estadounidenses”, también por aquellos que habían cometido “errores”.

La iniciativa, bautizada como “ley del primer paso”, fue aprobada en el Senado con 87 votos a favor y 12 en contra; y ahora pasará a la Cámara de Representantes donde todo apunta que la medida será aprobada sin problemas para, luego, ser firmada por Trump y convertirse en ley.

La legislación supondría el mayor cambio en décadas al sistema penal de EEUU, país que en la década del 80 aprobó leyes que endurecieron las penas para los delitos de drogas, que tenían como objetivo combatir la “epidemia” de consumo de cracque provocó un aumento de asesinatos y robos.

Como resultado de esa normativa la población carcelaria pasó de 500.000 a 2,2 millones de personas y ha habido un aumento desproporcionado de condenas para los integrantes de las minorías negra e hispana, de forma que actualmente uno de cada tres presos es afroamericano.

La “ley del primer paso” acabaría con una disposición que obliga a los jueces a sentenciar a cadena perpetua a aquellos que han sido condenados tres veces por delitos de drogas; de forma que a partir de ahora esos acusados recibirían 25 años de prisión, en vez de un castigo de por vida.

Además, la iniciativa propone reducir la disparidad entre las altas penas por tráfico de crac, más popular entre los afroamericanos, y por posesión de cocaína en polvo -una droga más consumida por los blancos-, que acarrea unas penas menores de prisión.

Estos cambios se aplicarían a nivel retroactivo y, por tanto, permitirían la liberación de 2.000 presos en cárceles federales.

 

(*) Agencia EFE

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