Otra fiesta clandestina y caos en el Centro, con un funcionario apuñalado
Edición Impresa | 26 de Diciembre de 2018 | 02:48

A tres años de la tragedia que marcó la nocturnidad en la Ciudad, otra fiesta clandestina, ahora en plenoCCentro, fue escenario de descontrol y violencia extrema, con un funcionario municipal apuñalado y dos policías con golpes y cortes en medio de una batalla campal que nació en un operativo dedicado a disolver una concentración callejera de 800 personas con música y alcohol.
Para el vecindario de 10 y 63, la Nochebuena se terminó a poco de levantar la copa. Pasada la medianoche, la convocatoria a una fiesta que usaría la vereda y la calzada lindante con la Facultad de Trabajo Social de la UNLP como ámbito de charla y pista de baile dejó prácticamente clausurada la zona.
Comenzó entonces la venta de alcohol y la música a todo volumen desde un equipo de un auto.
Algunos vecinos de esas cuadras observaban azorados el paisaje desde sus viviendas. Otros, que llegaban después de festejar no entendían por qué no podían llegar a sus casas. Las denuncias alertaron a la Comuna y la Policía, que en estas Fiestas vienen desarrollando un operativo preventivo dedicado a evitar este tipo de convocatorias. Roberto Di Grazia, secretario de Control Ciudadano de la Comuna, informó que no hubo autorización y tampoco se llegó a detectar un anuncio en las pesquisas que se realizan en redes sociales. “Se hizo en ese lugar por el vínculo con la Facultad de gente que la organizada. Por algo eligieron esa esquina”, indicó.
La Universidad se desmarcó de la fiesta. Un vocero del rectorado indicó que “el decanato de la Facultad informó que esa fiesta no tiene vínculo con la institución y tampoco tienen información allí de que se haya realizado la convocatoria desde alguna agrupación estudiantil u otro tipo de nucleamiento en esa comunidad académica”. Se añadió en esa línea que “la Facultad está prácticamente sin actividad en esta etapa el año”.
En la Comuna ligan la organización con personas vinculadas a la Facultad de Trabajo Social
Lo cierto es que la esquina ardía a todo volumen, venta de cerveza y episodios de robos que la Comuna adjudica a motochorros de ocasión, atraídos por eventos masivos. También fue un padecimiento para quienes estaban en la Nueva Clínica del Niño situada en 63 entre 10 y 11, a pocos metros de donde transcurrieron los hechos.
La respuesta, con quejas telefónicas y por redes sociales, empujó a la zona a un grupo de inspectores Municipales y policías. Ordenaron mover los autos que cortaban la calle y pararon la venta de bebida. La orden fue contestada con discusiones y un botellazo inició la lluvia de proyectiles sobre los móviles policiales y de la Comuna.
puntazos
Bajo ese marco, el director de Nocturnidad, Emanuel Reyes, recibió dos puntazos. Según indicó el funcionario fue atacado por un joven al que había visto tirar un proyectil y a quien se había acercado para disuadir de esa conducta -ver pag. 16. El funcionario sufrió lesiones en la zona intercostal y en la ingle debió ser trasladado al Hospital San Martín.
Al mismo tiempo, dos efectivos policiales resultaron con heridas productos de lo que en un momento, según indicaron, era una verdadera “lluvia de piedras y botellas”, en los que también resultaron dañados al menos dos móviles de la Policía.
Ante el caos, llegaron refuerzos policiales y empezó un operativo en el que se escucharon varias detonaciones. Fueron varios minutos de corridas gritos, con varios móviles policiales apostados en 10 y 62.
Como sospechoso por el ataque a Reyes, la Policía detuvo a Felipe Garza, de 25 años, además de incautarse un cuchillo con una hoja de unos 5 centímetros. “Parecía una batalla campal por todo lo que tiraban”, dijo Di Grazia. El funcionario indicó que “había menores a quienes se les vendía alcohol”.
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