Tras denuncias vecinales, desplazaron a quienes se habían instalado en el Pasaje

Cuatro adolescentes que habían hecho de uno de los flancos del Pasaje Dardo Rocha su lugar de residencia fueron desplazados ayer por la Comuna. Agentes de la Policía Local e inspectores de la secretaría municipal de Convivencia y Control Ciudadano desalojaron a los jóvenes, que habían sido denunciados por presuntos robos. El caso volvió a poner sobre la mesa las vicisitudes que atraviesan y el papel que juegan en la dinámica urbana quienes, por diversos motivos, se encuentran sin techo.

Desde hace varias semanas, colchones apilados, frazadas extendidas al sol y bártulos de todo tipo amontonados en cada rincón disponible formaban parte del refugio callejero que se había procurado un grupo de adolescentes en la fachada del Pasaje que da a calle 49 entre 6 y 7.

Allí, sobre la descuidada galería aterrazada que separa el señorial edificio de la vereda -balaustrada mediante-, los menores pasaban sus días y sus noches, resguardados de la intemperie apenas por la histórica y deteriorada marquesina de hierro.

El panorama, que además de una problemática social puso de manifiesto el descuido y el abandono de un espacio llamado al aprovechamiento comunitario, llamó la atención de automovilistas, transeúntes y comerciantes, que pasaron de la compasión a la preocupación y la denuncia lisa y llana.

“Es muy triste ver chicos que todavía son prácticamente nenes en estado de abandono, y viviendo en la calle sin que nadie reaccione y el Estado no tome medidas” fue una de las frases más escuchadas a lo largo de verano.

Los observadores relataban que los jóvenes solían pasar las horas deambulando o durmiendo, con el torso desnudo a sol o sombra, protagonizando “escenas de adicciones” o recibiendo visitas de mayores que aportaban un aire de sordidez a la atmósfera de vulnerabilidad habitual.

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La creciente sospecha de que varios episodios de vandalismo e inseguridad en la zona estaban vinculados con el incipiente asentamiento terminó por inclinar a la Comuna hacia el desalojo, luego de lo que se describió como “varias negativas a recibir ayuda”.

En ese sentido, desde la Dirección de Acción Social Directa local se aclaró que “en más de una oportunidad, los especialistas del área se acercaron con intención de asistirlos e ingresarlos a los paradores de la comuna, y recibieron reiteradas negativas que están debidamente documentadas”.

GRUPO “CONFLICTIVO”

Desde el municipio se caracterizó al grupo de “okupas” como conflictivo: “la cantidad de personas instaladas variaba de acuerdo con el día, había adultos y menores de edad y algunos de ellos padecen severos problemas de adicción. Agredían a los transeúntes, robaban al que se les antojaba y para peor rompían una y otra vez las luminarias y el mobiliario urbano”.

Los voceros agregaron que “estos chicos ya habían sido denunciados por robo y agresiones varias”. Roberto Di Grazia, secretario de Convivencia y Control Ciudadano platense, precisó que “hacía muchos días que estaban instalados sobre 49 entre 6 y 7, y se registraron reiteradas denuncias que los sindicaban como los autores de diversos robos en la vía pública”.

El operativo para desalojarlos tuvo aristas violentas. “Ofrecieron una dura resistencia, y agredieron con piedras y botellas tanto al personal policial como a los agentes de la comuna”, relató Di Grazia, y agregó: “finalmente, por suerte se logró disuadirlos”.

“En la calle se viven peligros a los que los chicos no deberían quedar expuestos”, dicen desde las ong’s

Nancy Maldonado, titular de Sumando Voluntades, el parador nocturno para gente en situación de calle, describió a los jóvenes como “chicos de Villa Elvira y Altos de San Lorenzo que por distintas razones se fueron de sus casas, y sobreviven con lo que les dan”.

En un primer momento, estos “exiliados” fueron tres, y con el tiempo y la llegada de las noches templadas se sumaron otros cinco.

“En la calle se viven peligros a los que los chicos no deberían quedar expuestos” apunta Maldonado, quien advierte que aumentó la presencia de gente que vive en la calle (ver aparte): ellos se organizan para pedir algo de dinero o alimento frente a los bancos o las casas de comidas rápidas y después se van a dormir al Pasaje”.

La virtual toma de parte de uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad por parte de un grupo de jóvenes aparentemente escapado de sus casas no hizo sino confirmar el abandono generalizado del lugar.

A las veredas y vidrios rotas, y paredes llenas de graffitti, se le suma todo tipo de desperdicios y basura que es común encontrar en derredor de los árboles. Allí yacen desde desechos informáticos, hasta escombros, restos de comidas y muebles rotos.

VOLUNTARIADO Y PARADORES

De acuerdo con el relevamiento cotidiano que hace Sumando Voluntades cada noche, cuando sus integrantes y adherentes salen a distribuir alimentos entre las personas en situación de calle, algunas de las familias que viven a la intemperie están en 7 y 526; la Gruta del Bosque; 72 entre 17 y 18; parque Saavedra, y 4 y 32.

Vecinos de diferentes barrios han señalado que por las noches hay personas sin techo que se resguardan como pueden en las inmediaciones de la Estación de Trenes, guardias e instalaciones de hospitales, iglesias, plazas y en torno a la ex sede de AMIA -4 entre 51 y 53, donde se ven a diario colchones y pertenencias varias-.

La ONG Sumando Voluntades cuenta con dos paradores, uno en calle 37 entre 6 y 7 -en el que duermen 22 personas- y el otro a la vuelta, sobre calle 6, en el que residen otras 16.

“A veces nos sobrepasa la necesidad de la gente” confía Maldonado: “debería haber un área para atender las emergencias y que alguien socorriera eficientemente a la gente que vive en la calle; en nuestros paradores ya no hay mas lugar, tenemos gente en silla de ruedas, sin jubilaciones, gente que viene a pedir que le demos comida...”.

Según se informó, quienes quieran colaborar con el emprendmiento solidario, aportando bebidas no alcohólicas o alimentos, debe dirigirse con la mercadería al parador nocturno que se encuentra en calle 37 N°573, entre 6 y 7.