Fue un Rey sin corona

Una final con todas las letras fue la que anoche protagonizaron en Porto Alegre el local Gremio, ganador de la Copa Libertadores, e Independiente, dueño de la Copa Sudamericana, que en Avellaneda habían comenzado a definir la Recopa Sudamericana con un empate en el que el gol de los brasileños no tuvo la fuerza de los convertidos en calidad de visitante porque en instancias como estas queda sin efecto.

En el Arena do Gremio, la tormenta que sacudió a la ciudad en las horas previas pareció continuar para el Rojo, porque en el primer cuarto de hora el arco de Martín Campaña se salvó un par de veces en forma milagrosa. Primero gracias a un desesperado cruce de Fernando Amorebieta, que interrumpió la trayectoria de una pelota que ya estaba lejos del alcance del uruguayo; enseguida por un manotazo del arquero, que evitó un remate a corta distancia.

En medio de esas jugadas de alto riesgo, Independiente respondió con una salida que desembocó en un pelotazo de Leandro Fernández, que Marcelo Grohe paró abajo, y de a poquito el conjunto visitante consiguió quitarle al rival la intensidad con que se manejó desde el minuto inicial, a partir del toque y las corridas de Everton, Luan y Alisson.

Luan desaprovechó una entrada limpia por el medio de la defensa, y cuando daba la sensación que era todo lo que había ofrecido el primer tiempo, Fernando Amorebieta extendió la pierna más de lo permitido sobre el cuerpo de Luan, tras despejar en la puerta del área, y al cabo de una larga serie de reclamos, el paraguayo Enrique Cáceres recurrió al sistema de cámaras cuyas imágenes son evaluadas en una oficina con monitores por parte de árbitros de la FIFA, popularmente conocido como el VAR, y eso determinó la expulsión del marcador venezolano cuando se jugaban 41 minutos.

“No queda más que agradecer a la hinchada de Independiente por todo su apoyo, y a los jugadores por el gran esfuerzo realizado”

Ariel Holan,
DT de Independiente

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Si algo le faltaba al conjunto argentino para que la noche en Brasil se le complicara aún más, era esto: quedar con uno menos, lo que en este nivel, obviamente, representa una ventaja muy significativa. Atento, Ariel Holan dispuso el ingreso de Nicolás Figal para mantener el número de marcadores, debilitando el ataque por la salida de Leandro Fernández.

El Rojo se terminó de rearmar para el segundo tiempo con el ingreso de Martín Benítez en lugar de Diego Rodríguez, movida con la cual Holan sumó un volante de mayor recorrido para acompañar en las múltiples funciones. Gremio llegó de nuevo a fondo a través de una electrizante aparición de Everton, que se filtró por el medio rompiendo el ordenamiento defensivo, aunque no pudo con el arquero, que evitó la caída tapando abajo con las piernas.

Ajustó las marcas el Rojo, presionando en todos los sectores, y por más que le quitó ritmo al local, que se movió sin la dinámica del primer tiempo, los arrestos individuales desencadenaron algunos sofocones, como el que significó un derechazo bajo de Jael. El empate, para llegar al alargue pasó a ser el gran objetivo del Rojo, a quien el arco de enfrente le quedó cada vez más lejos.

El misionero Benítez de pronto se convirtió en el jugador que aguantó la pelota, y un par de veces hasta se metió entre los marcadores para buscar el arco. A esta altura, en Gremio extrañaban cada vez más al juvenil Arthur, a un paso de ser fichado por Barcelona de España, quien no llegó a este partido por una lesión en el tobillo izquierdo sufrido en la final de la Copa Libertadores, contra Lanús.

Gastados los dos por tanto despliegue, llegaron al tiempo suplementario, y contra lo que se podía esperar, también Independiente apostó fuerte. El travesaño salvó primero a Campaña, y Silvio Romero no llegó a un centro bajo cruzado por Benítez en lo mejor del primer tiempo. Y en la segunda mitad del alargue, el arquero salvó dos veces al Rojo, que pudo ganar en un córner. Desempate en tanda de penales, y campeón Gremio.