El canciller que no encontró su lugar

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El empresario texano Rex Tillerson (65), que hizo fortuna en el ramo petrolero, perdió su puesto de Secretario de Estado sin haber encontrado su lugar en la máquina diplomática de EE UU y tras un año de choques con Donald Trump.

A fines de 2016 estaba preparando su jubilación después de años de conducir la transnacional ExxonMobil cuando Trump lo invitó a asumir en el departamento de Estado, pese a no tener experiencia diplomática ni en la gestión pública. Al frente de ExxonMobil, amplió los negocios en Rusia, al punto de conocer personalmente al líder Vladimir Putin, quien lo condecoró con la Orden rusa de la Amistad. En abierto contraste con el estilo de Trump, Tillerson se destacó por su discreción. Y estos estilos opuestos causaron tensión que alcanzó un punto máximo en octubre de 2017, cuando Trump ridiculizó vía Twitter a Tillerson por su insistencia en dialogar con Norcorea. Tillerson habría tratado a Trump de “estúpido” y, presionado, le expresó luego su “respeto” en la Casa Blanca, pero evitó hábilmente negar haberse referido al presidente en esos términos. Desde entonces, su salida era una cuestión de tiempo.

 

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