El futuro de la decoración

La firma de mobiliario italiana Cassina, de la que es directora artística la reconocida interiorista Patricia Urquiola, ha consolidado el interés de sus fundadores de unir el pasado más próximo con el futuro y así las creaciones que presenta siempre conjugan ambos factores.

Precisamente al cumplir un aniversario tan relevante, la firma ha puesto sobre el papel su historia con “This will be the place” (Editorial Rizzoli), un libro, afirman, pionero en el que cinco figuras del mundo de la arquitectura y el diseño como Arno Brandlhuber, Martti Kalliala, Konstantin Grcic, Zhao Yang y Beatriz Colomina comparten sus ideas sobre cómo diferentes aspectos sociológicos y antropológicos repercutirán en nuestro modo de vida.

BRANDLHUBER

Nacido en la localidad alemana de Wassers, en Baviera, en 1964, estudió arquitectura en la Universidad Técnica de Darmstadt (Hesse, Alemania) y después cursó estudios en la Academia del Arte de Florencia (Italia).

Catedrático de arquitectura e investigación urbana en la Academia de Bellas Artes de la ciudad germana de Núremberg, es el ideólogo de la Akademik c/o con el concepto global de que “es necesario ordenar las relaciones sociales a través de los edificios”.

También ha proyectado, desde 2010, la idea El Archipiélago Verde en la ciudad de Berlín con el concepto de unas construcciones heterogéneas con alquileres baratos y un modelo de ciudad sostenible.

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Además es el propulsor del concepto de ciudad “Dialógica”, en una invitación al diálogo en la gran urbe y tendiendo puentes para crear un Berlín nuevo donde el antagonismo ha sido la norma hasta ahora.

MARTTI KALLIALA

Uno de los arquitectos finlandeses más independientes y versátiles de la joven generación de creadores nórdicos es Martti Kalliala (1980).

Es muy conocido en el ramo por sus ideas controvertidas y diseños teóricos que ha mostrado en diversos simposios y exposiciones por todo el mundo.

KONSTANTIN GRCIC

Con una formación como ebanista y maestro en diseño industrial en el Reino Unido, Grcic nació en Múnich, Alemania, en 1965. Gran maestro en el diseño, sus características son el rigor en la obra, mezclada con el intelecto y el sentido del humor.

Muestra en todos sus trabajos una pasión sin límites por la tecnología y los materiales es uno de los creadores que tiene la etiqueta de minimalista, aunque él prefiere referirse a este trabajo como de simplicidad.

Su estudio actual está especializado en varias ramas del diseño y acepta encargos desde muebles hasta espacios arquitectónicos.

ZHAO YANG

Natural de la provincia china de Jilin, nació en 1970 y se graduó en la Academia China de Arte en 1995. Actualmente vive y trabaja en Beijing.

Sus pinturas son un juego onírico para el espectador, mezclando cuentos y leyendas orientales y occidentales, en los que símbolos conforman un universo original y muy especial que transporta al espectador de su obra.

BEATRIZ COLOMINA

Esta arquitecta e historiadora nacida en Madrid en 1952, es una gran especialista en la relación entre la arquitectura y los medios de comunicación, que estudió en las universidades estadounidenses de Columbia (1982) y Princeton (1988).

Ha sido jurado en la Bienal de Venecia (2010) y jurado para la adjudicación de la sede de la Corporación Andina de Fomento en la capital de Venezuela, así como en la Bienal de Estambul (2016).

En definitiva “This wil be the place” muestra noventa años de creaciones y colaboraciones para Cassina que han hecho de los espacios personales una loa a la creatividad, sin perder su función más práctica y, sin olvidar, que también deben ser unos espacios habitables.

INSTALACIÓN

Pero la firma comenzó con los festejos el año pasado con un proyecto, al que bautizó Cassina 9.0 que se presentó como un manifiesto al futuro a través de una instalación que, como el lenguaje informático, hizo referencia a conceptos como el progreso y la evolución, ambos fundamentales en la historia y el legado de la firma italiana.

A cargo de Urquiola, la instalación se llevó a cabo en la Fondazione Giangiacomo Feltrinelli, partiendo de la base de un profundo respeto por la arquitectura del edificio y la investigación realizada por la Fundación, en torno a la transformación de los espacios urbanos y las dimensiones de la ciudadanía.

Dividida en dos zonas definidas por el corte diagonal del edificio, en un guiño al denominado “disruption wall” y la oportunidad de promover el cambio, en la planta baja los visitantes pudieron disfrutar de experiencias completamente distintas y sumergirse en dos realidades paralelas.

De color rosa – el ya ominipresente millennial pink -, la primera parte de la instalación integró de forma magistral realidad virtual y vida real. Espacios domésticos y de relación entre el visitante y los productos de la firma, a través de experiencias interactivas e inesperadas, interesantes e irónicas, y en evolución permanente. Además, y para reforzar el concepto del pasado como fundamento para construir el futuro, el espacio se vistió con obras procedentes de los archivos de la marca.

Para señalar la entrada a la segunda realidad, Urquiola utilizó el color verde, en un espacio donde una reproducción del gran diván-isla La Barca, diseñado por Piero de Martini en 1975, invitaba al visitante a compartir, en referencia al concepto “Free Flow”, de espacio fluido y sin límites. Desde él, el visitante accedía a la dimensión virtual de la chroma key room, una habitación inmersa en collages y de dimensión surrealista.

En el punto más alto del edificio y elevado sobre la ciudad como un faro se reprodujo el futurista Refuge Tonneau. Un refugio portátil de montaña, diseñado por Charlotte Perriand y Pierre Jeanneret en 1938 para expresar los valores culturales de los arquitectos del Movimiento Moderno, convertido en el contexto de la muestra en un manifiesto sobre el retorno a la naturaleza, como respuesta a la densificación de los centros urbanos.

Además, la intervención permitió a los visitantes utilizar durante el día en la sala de lecturas el nuevo sofá Soft Props, diseñado por Konstantin Grcic para la colección 2017. Un espacio que a las 19 reconfiguraba para alojar las nuevas actividades, diluyendo las fronteras entre lo público y lo privado y condensando el movimiento alrededor de la superficie horizontal de los sofás. Y es que el siglo XXI será el siglo de la cama, el llamado Bed Time, donde gracias a la tecnología seremos capaces de controlar cada vez más nuestras vidas desde una posición horizontal.