Agronomía eligió decano y zafó de la crisis en tiempo de descuento

La cuarta fue la vencida. Ayer, luego de tres sesiones fallidas, el consejo directivo de Agronomía contó con la presencia de sus 16 miembros. Y tras una reunión tan masiva como tensa, pudo designar decano.

Ocho consejeros votaron por el oficialista Ricardo Andreau y ocho por el opositor Pedro Balatti. Hasta allí, ninguna novedad. Pero el secretario académico, Cristian Weber, tenía un as en la manga: la interpretación del estatuto que el Rectorado envió a la Justicia, donde Franja Morada y los graduados de la oposición habían hecho una presentación. El texto rezaba: “En caso de empate se debe llamar a 5 suplentes”. Esa lectura de la norma inclinó la balanza a favor del oficialismo. Así, Andreau se convirtió en decano electo para el periodo 2018-2022.

Antes de entrar de lleno en la sesión de la víspera, cabe recordar cómo se llegó a esta compleja situación institucional.

Después de las elecciones de todos los claustros, realizadas a fines de 2017, el consejo directivo de Agronomía quedó conformado por 8 oficialistas (5 profesores, el jefe de trabajos prácticos, la estudiante por la minoría -Patria Grande- y la no docente) y 8 opositores al decanato (2 profesores, 2 graduados y 4 estudiantes radicales).

Ese empate funcionó como una alerta roja en la comunidad académica de 60 y 119. Es que en 2014, un empate en el consejo directivo de Exactas y la ambigüedad del estatuto de la Universidad sobre el camino a seguir derivó en una profunda crisis institucional.

El lunes, miércoles y viernes de la semana pasada, el consejo de Agronomía no logró quórum. Antes del tercer llamado, los estudiantes de Franja Morada y los dos graduados -también radicales- pidieron a la Justicia Federal que “eche luz” sobre el estatuto. El juez pidió un informe a la Universidad, siguiendo el procedimiento habitual. Y la UNLP respondió mediante su asesor letrado, Julio Mazzotta, “en nombre del presidente Raúl Perdomo”.

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Luego de que hicieran uso de la palabra consejeros de ambos sectores, la votación de la víspera finalizó como era de esperar: 8 a 8. Cuando la decana, Sandra Sharry, iba a llamar a los suplentes, Franja Morada y representantes de la oposición de otros claustros se opusieron con vehemencia. ¿Debían entrar 5 -lo que le daría el triunfo al oficialismo- o 4 -lo cual mantendría el empate-?

¿sorpresa?

Fue entonces cuando Cristian Weber comenzó a leer, ante la sorpresa de muchos militantes radicales, la respuesta del Rectorado a la Justicia. Mazzotta pidió que se declare improcedente a la cautelar solicitada por la Franja y los graduados radicales, haciendo fuerte hincapié en la autonomía de la Universidad para resolver sus cuestiones internas.

El escrito del Rectorado especificó que los “estamentos” que deben incorporar un suplente -como marca el artículo 102 que habla de la elección del decano- se corresponden con los 5 “claustros” que votan en forma independiente y con padrones propios.

Entonces, ingresaron los suplentes de los profesores, jefes de trabajos prácticos y no docentes por la mayoría -3 oficialistas- y los suplentes de los graduados y estudiantes por la mayoría -2 opositores-. Resultado: 11 a 10 para el profesor de la cátedra de Riego y Drenaje, Ricardo Andreau.

Los radicales salieron del aula magna y se reunieron a cantar en la planta baja. Los oficialistas kirchneristas, de Patria Grande y no docentes festejaron en el primer piso. “Nosotros vamos a esperar la resolución judicial”, anticipó a este diario un consejero de la Franja.

“dos modelos”

¿Qué estaba en juego en Agronomía? Quien lo expresó sin dar rodeo alguno fue la profesora oficialista Irene Velarde, puntal de la recuperación de la industria del vino de la costa en la Región. “Sabemos que hay dos grupos que expresan dos modelos de facultad. Hace muchos años hemos cambiado una mirada sólo pampeana (en referencia a los grandes propietarios de tierras) por una mirada más centrada en las economías regionales y en los pequeños productores. Nos critican por nuestro trabajo por la agricultura familiar. Ese es un motor que siempre estuvo invisibilizado, y que ahora está siendo atacado por políticas del gobierno nacional que han puesto contra las cuerdas al INTA y al INTI”.

Antes, un consejero de Franja Morada habló de “una facultad sumida en el desorden y la incertidumbre por las sucesivas gestiones (desde 1983)” y criticó la simpatía de la actual conducción “por el gobierno anterior”. “La decadencia académica es evidente y se expresa en el cierre de programas emblemáticos de investigación, en la falta de docentes, en los concursos para los amigos, en el ingreso cada vez más bajo”. También apuntó a un manejo económico-financiero “poco claro”.