Fuerte impacto tarifario en los salarios

Sólo la suba del gas y la electricidad pasó a representar el 7,4 por ciento de los ingresos de los trabajadores registrados del sector privado, lo que agudiza las discrepancias en las negociaciones paritarias

Edición Impresa

Un informe de Cifra, el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina, dependiente de la CTA, destaca que la suba de las tarifas combinadas del gas y la electricidad pasó de representa del 1,4 % al 7,4 % del salario promedio de los trabajadores registrados del sector privado y del 2,7% al 14,5 % de los ingresos laborales del conjunto de los ocupados en el período 2015/abril de 2018.

El informe intentó mostrar el impacto que tuvo en el salario el incremento de las tarifas de los servicios públicos residenciales. Se trató de identificar el peso relativo que tienen las tarifas de servicios públicos residenciales sobre distintas medidas de salario durante el período 2015 - abril 2018.

La estimación que se propone contempla solo los servicios residenciales de electricidad y gas natural, sin considerar los aumentos de agua. Es decir, se trata de una evaluación parcial que, según el trabajo, debe considerarse “mínima”.

El cálculo de tarifas corresponde a los servicios en los partidos del Conurbano bonaerense, para consumos moderados (R3 1 en el caso de gas y R3 en el de electricidad), sin contemplar las tarifas sociales, mientras que los salarios que se consideraron en la medición son el salario promedio de los trabajadores registrados en el sector privado (fuente SIPA del Ministerio de Trabajo) y los ingresos de la ocupación principal que abarcan a todos los trabajadores, tanto a los asalariados registrados como no registrados y los no asalariados (fuente EPH-INDEC).

Estos ingresos fueron proyectados hasta abril en función de variaciones históricas. Así, en abril de 2018 el salario medio de los trabajadores registrados se estima en $29.140 y el ingreso del total de ocupados en $14.870 (EPH).

LOS AUMENTOS

En valores nominales los aumentos en las tarifas de gas natural en el Área Metropolitana de Buenos Aires entre 2015 y abril de 2018 se ubicaron entre 400% y 920%, según los rangos de consumo.

Los mayores aumentos se registraron para los segmentos más bajos.

La factura mensual de consumo moderado considerada en este informe (segmento R3 1) creció desde $158 a $1.234, es decir, sufrió un aumento del 681% en este período.

Así, el peso del pago de servicios del gas natural se incrementó del 1,0% al 4,2% sobre el salario registrado del sector privado, en tanto que pasó del 2,1% al 8,3% del ingreso laboral del conjunto de los ocupados entre 2015 y abril de 2018.

Entre 2015 y abril 2018, los aumentos nominales de tarifas de Edenor y Edesur estuvieron entre el 800% y 2.300%, según los rangos de consumo. El aumento fue mayor para los consumos más bajos (R1

a R5). Para el segmento considerado en este informe (R 3) la factura mensual tipo creció de $49 a $922, es decir, 1.781%.

Así, el peso del pago de servicios de electricidad se incrementó del 0,3% al 3,2% sobre el salario registrado del sector privado y del 0,6% al 6,2% sobre el ingreso laboral del total de los ocupados entre 2015 y abril de 2018 . Dados los incrementos de gas natural y electricidad, su suma pasó de representar el 1,4% al 7,4% del salario promedio de los trabajadores registrados del sector privado y del 2,7% al 14,5% de los ingresos laborales del conjunto de los ocupados en el período considerado, según CIFRA.

DESAHOGO

No obstante, otros informes confían en un desahogo para los próximos meses dado que el aumento del peso de las tarifas de gas transcurridos cuatro meses de 2018 en los cuales salarios “viejos” convivieron con precios “nuevos”, ahora llega el momento más esperado por los consumidores: los bolsillos se ponen al día con las paritarias y la realidad económica lucirá más desahogada, al menos por un tiempo.

La mayoría de los asalariados -tanto los regidos por convenio como los no convencionados – ya percibió su primer aumento del año, por una cifra que oscila entre el 15% y 20%.

Esto trae aparejado la gran duda del momento: ¿el esperado incremento del consumo traerá beneficios en el sentido de reactivar la economía? ¿O, como algunos temen, puede implicar una presión inflacionaria adicional?

Para los funcionarios del equipo económico es un momento contradictorio: por un lado, un impulso consumista cambia el humor social y mejora las expectativas. Pero, al mismo tiempo, son conscientes de que si el repunte de los precios no fue aún mayor en estos últimos meses es, precisamente, porque los salarios atrasados oficiaron de “ancla”.

De esto dan cuenta los magros datos sobre los niveles de compra que llevaron a la actual crisis del negocio supermercadista.

 

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE