El peronismo cuestiona el liderazgo del Presidente
Edición Impresa | 1 de Junio de 2018 | 02:23

Por MARIANO SPEZZAPRIA
mspezzapria@gmail.com
La sanción de la ley que frenó el aumento de las tarifas, promovida por la oposición en el Congreso y vetada de manera automática por el Poder Ejecutivo, puso de manifiesto que el peronismo ingresó en una etapa de desafío abierto al Gobierno de Cambiemos, que comenzó en el mismo momento en que la economía dio señales de alarma durante la corrida del dólar y que ahora ingresa de lleno en el plano político planteando cuestionamientos al liderazgo presidencial.
Macri no es el primer presidente al que le resulta difícil lidiar con el peronismo cuando éste ejerce la oposición con la impronta que es bien conocida por los argentinos. En la historia reciente, ya debieron afrontar esa situación Raúl Alfonsín (1983-89) y Fernando de la Rúa (1999-2001), ambos mandatarios radicales con distintas capacidades políticas pero igualmente complicados en la gestión por el PJ. Cambiemos representa otra experiencia no-peronista en la cúspide del poder.
El peronismo, o los diversos peronismos que dispersó la intensa experiencia kirchnerista (2003-15), se encuentran ahora en el inicio de una carrera interna por la supremacía de ese amplio y variopinto espacio político, que en la sesión del Senado expresaron claramente dos figuras: Miguel Pichetto y Cristina Kirchner. La ex presidenta pareciera más sensible a reivindicar su propio paso por el poder, mientras que el jefe del bloque del PJ ensaya un complejo armado de cara a 2019.
“Solos no van a poder. Reflexionen que tienen desafíos importantes, reflexionen sobre la relación con la oposición”, lanzó Pichetto un mensaje a Cambiemos en la madrugada del jueves, minutos antes de que el Senado aprobara el frustrado proyecto opositor que buscaba atenuar el impacto del “tarifazo”. El rionegrino agregó: “Con 109 diputados, el oficialismo no controló la Cámara de Diputados porque perdió la política, porque devaluó al presidente de la Cámara”, Emilio Monzó.
Esa falta de ductilidad para la negociación política no se la reprocha a la mesa chica de la Casa Rosada solamente Pichetto. También los principales dirigentes de la UCR advierten que ese es un problema y por eso promovieron el regreso de Ernesto Sanz, tras su auto-reclusión en Mendoza. Ellos tienen una visión más amplia que la del propio Macri, quien ayer se preguntó desde Salta, tras el veto: “¿Por qué lo hicieron, qué querían, una demostración de poder en el peronismo?”.
La respuesta es más amplia. Se trató de una demostración de poder pero no al interior del peronismo, ya que se unieron los justicialistas “racionales”, los gobernadores –a excepción del salteño Urtubey-, el kirchnerismo y el massismo por afuera de la estructura partidaria. En algunos días, la CGT le pondrá fecha a un paro general. Para todos ellos se trata de ejercer presión sobre un gobierno que ya no parece invencible y que, por ende, puede ser puesto en tela de juicio.
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