El gobierno de Merkel es amenazado por la crisis con los migrantes
| 1 de Julio de 2018 | 21:54

La canciller alemana, Angela Merkel, y el ala más derechista de su coalición gubernamental se reunirán este lunes para intentar resolver un conflicto sobre los migrantes que amenaza con fracturar el ejecutivo.
El motivo de la disputa es la política migratoria de la canciller, considerada demasiado permisiva por el partido conservador bávaro CSU, miembro de la frágil coalición gubernamental formada por la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Merkel y los socialdemócratas.
El presidente de la CSU y ministro del interior, Horst Seehofer, que lidera el pulso contra Merkel, anunció el domingo por la noche su intención de dimitir para salir del atolladero, durante una reunión del partido bávaro que duró unas 10 horas en Múnich.
"Última oportunidad"
Algunos de sus socios más cercanos en la CSU lograron sin embargo convencerlo de posponer su decisión, según varios participantes a la reunión. Y Seehofer, de 68 años, dijo estar dispuesto a reunirse con la canciller el lunes para buscar una "última oportunidad" de hallar un compromiso.
La CSU lleva semanas presionando a Merkel para que acepte su plan de rechazar en la frontera a los solicitantes de asilo que ya estén registrados en otros países o para que alcance acuerdos europeos que tengan el mismo efecto.
La canciller se opone, sin embargo, a los rechazos en la frontera, al considerar que podrían crear "un efecto dominó" en Europa.
Seehofer planteó varios escenarios posibles durante su encuentro con los dirigentes de su partido. Dijo que podía ceder ante la canciller y renunciar a sus exigencias, o imponer las expulsiones de migrantes en las fronteras, lo cual provocaría su destitución y el final del gobierno de coalición, o, por último, dimitir.
Según participantes en la reunión, el ministro del Interior optó por esa última opción.
De confirmarse la marcha de Seehofer, aún es incierto cuáles serán las consecuencias para el futuro del gobierno alemán.
Todo dependería entonces de si el partido del ministro abandona también la coalición o no. En caso de perder el apoyo de la CSU, la formación de la canciller quedaría privada de la mayoría de diputados en la Cámara Baja, y el país entraría en una grave crisis política.
El partido bávaro también podría contentarse con sustituir a Seehofer, cuyas relaciones con Merkel se degradaron mucho en los últimos tiempos, por una figura capaz de negociar un compromiso migratorio con la dirigente conservadora.
Merkel sigue inflexible
A pesar del desafío de la CSU, la jefa del gobierno alemán se muestra inflexible, y el domingo obtuvo en Berlín el apoyo casi unánime de las instancias dirigentes de su partido.
Estas rechazaron en una moción cualquier decisión "unilateral" nacional para rechazar a los migrantes y apoyaron los esfuerzos de la canciller para negociar soluciones europeas sobre la política de asilo.
El actual conflicto en el bando conservador estalló a mediados de junio, cuando la canciller vetó el proyecto de su ministro sobre las expulsiones de migrantes en las fronteras.
Pero las tensiones han sido casi permanentes desde la decisión de Merkel de abrir su país a cientos de miles de solicitantes de asilo en 2015.
La CSU endureció su discurso respecto a la política migratoria alemana pensando en las elecciones del próximo 14 de octubre en Baviera, en las que la extrema derecha podría arrebatarle muchos votos.
El ministro del Interior le había dado un ultimátum a Merkel, asegurando que impondría las expulsiones en las fronteras si no se tomaban medidas "equivalentes" a primeros de julio a nivel europeo.
Merkel pensaba poder ablandar a la CSU gracias a las medidas tomadas durante la última cumbre europea para reducir los flujos migratorios; pero Horst Seehofer las calificó este domingo de "insuficientes".
Sea cual sea el resultado de la crisis gubernamental, Merkel quedará debilitada políticamente, después de 13 años en el poder.
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