Brutal asalto armado: le dispararon a un jubilado y su nieto salió a defenderlo

Después de sufrir un accidente automovilístico hace algunos años, para Osvaldo Mateos y Mauricia Candel la posibilidad de volver a tener un vehículo se había vuelto lejana.

Sin embargo, pasado un tiempo y superado el primer temor, la pareja decidió volver a comprar un auto, una Citroën Xsara Picasso.

Durante unas dos semanas, hasta que Osvaldo, docente jubilado, pudo reacomodar el garage que usaba como oficina para su trabajo de escribano, el coche “durmió afuera”.

El domingo, pasadas las 19, se disponían a entrarlo por primera vez desde que lo habían adquirido.

Fue el hombre el encargado de ir hasta el rodado, estacionado frente a la casa de 518 entre 5 bis y 7, mientras Mauricia “terminaba de hacer unos deberes con mi nieto de 12 años”, le contó a este medio.

En ese momento, desde 5 bis, un grupo de tres adolescentes se acercó caminando a Osvaldo.

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Uno de ellos sacó un arma y le apuntó, mientras los dos restantes lo increpaban para que les entregase las llaves de la Picasso.

Lo tomaron por sorpresa, pero alcanzó a reaccionar y se resistió.

Quien portaba la pistola le aplicó un culatazo en la cabeza y sus cómplices, entre empujones y golpes, se sumaron a la riña.

Dentro del inmueble, un nieto y la esposa del jubilado seguían en sus cosas, sin percatarse de lo que ocurría afuera, a pocos metros.

Hasta que Mauricia, como hace todas las noches, se acercó a una de las ventanas y corrió la cortina. La escena que vio la hizo desesperar.

Sin dudarlo, salió corriendo hacia la calle, comenzó a gritar y se interpuso entre los delincuentes y su pareja.

Tiros, palazos y una loca huida

Entonces, el joven que estaba armado realizó una detonación. Y luego otra.

El nieto de la mujer, temiendo por la vida de sus abuelos, tomó una madera que utilizan como tope y se dirigió hacia el tumulto.

Intentó, sin suerte, golpear a los ladrones para que se fueran. Sin embargo, a pesar de la intervención del menor, éstos tenían un objetivo claro y no se amedrentaron. Por el contrario, continuaron hasta poder concretar su plan.

“Durante la noche, en la cuadra se escuchan tiros y corridas. Vienen por 518 de 7 hacia 5 bis”

Mauricia Candel Esposa del jubilado atacado

En ese trance, dos de los agresores aprovecharon a subir a bordo del auto y salieron “arando”.

En tanto, un tercer disparo ejecutado por los delincuentes fue demasiado para las tres víctimas, que ya no ofrecieron más resistencia.

Por fortuna, ninguno de los tiros llegó a impactar en el cuerpo de los damnificados.

En tanto, a pocos metros del hecho, el conductor frenó para esperar al autor de los tres disparos.

Una zona golpeada por los robos

Un día después, aún con el miedo latente por la situación vivida, los damnificados contaron la experiencia y refirieron que “la situación en la calle y en este barrio es cada día peor” (ver aparte).

“Justo antes de ir a entrar el auto, arreglamos con mi cuñado la cámara de seguridad que está en la puerta. Se había quemado y terminó grabando todo”, explicó Osvaldo.

Según contó el hombre, el automóvil fue abandonado en 513 entre 10 y 10 bis. Lo halló la Policía y no tenía marcas.

“Lo dejaron ahí porque robaron otro en esa cuadra y después uno más en la zona de 25 y 33. Me encontré con los dueños en la Comisaría Sexta, cuando estábamos todos haciendo la denuncia”, acotó.

Por otro lado, Mauricia aseguró que “durante la noche, entre las 3 y las 5, se escuchan corridas y a veces tiros. Vienen generalmente de 7 y pasan haciendo barullo por 518, hacia 5”. En cuanto al episodio, reveló que “apenas vi que lo estaban atacando, salí como estaba y me metí en el medio para que lo largaran”.

Por su parte, Andrea, la hija de Mauricia, calificó de “una locura lo que vivimos” y aseguró que tras el dramático momento los damnificados quedaron “nerviosos y bastante shockeados”.

“La sacamos barata. Todo los días es lo mismo. El otro día, a las 4 de la tarde trataron de asaltar a un vecino”, sostuvo respecto de lo ocurrido el domingo y de la inseguridad que reina cotidianamente en ese sector de Ringuelet.

Por este motivo, explicó : “Los vecinos instalamos cámaras de seguridad y botones antipánico para estos casos”.

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