Pisó fuerte en un campo traicionero

Lo que dejó el primer partido formal de la era Benítez. Se vio un equipo con autoridad, firmeza en todas sus líneas y un correcto juego colectivo

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Estudiantes aprobó en su debut. La misma competencia que este año se cobró la permanencia de otros conjuntos de Primera, el nuevo team de Leandro Benítez pisó fuerte. Tuvo autoridad, firmeza y buen juego colectivo. Por momentos aplastó a un rival inferior, pero lo hizo con convicción.

Tal vez algunos puedan pensar que ganarle a un rival que milita en la Primera C no merece elogio, pero es cuestión de repasar el presente para entender las dificultades del caso. Mucho más si se hace una mirada para atrás del camino.

El año pasado la Copa Argentina fue el principio de un oscuro camino. La derrota contra Pacífico de Mendoza impulsó la salida de Nelson Vivas, quien tenía el contrato de renovación arriba de la mesa. Llegó Gustavo Matosas, se fue, asumió Lucas Bernardi y también se fue. En el medio, tres interinatos de Leandro Benítez. Y dos mercados de pases tan desacertados como una heladería en la Antártida.

Por eso ahora este triunfo no puede minimizarse. Tal vez sea el principio de un ciclo más productivo, sin tantos refuerzos con sabor a poco y más sangre de la casa. Parece que la necesidad hizo cambiar el rumbo futbolístico de un Club que necesita aterrizar para cargar combustible.

El que sacó una muy buena calificación fue Matías Pellegrini, ese atrevido extremo izquierdo o derecho, de buenas referencias por su paso en las formativas y que en su debut no dejó dudas. Fue la mejor aparición de los últimos años. Ojo, igual hay que ser cautos, porque el primer partido de Carlo Lattanzio también había sido positivo y hoy alterna en el banco de suplentes.

Después de un año de neblina, Estudiantes volvió a ser un equipo simple. Ataca por las bandas con los extremos y laterales, pero no se queda exclusivamente en eso como el equipo pasado, que aburría con ese juego sin sentido y mucho más por hacerlo sin delantero de área.

Este Estudiantes ataca y juega por el centro también, de la mano de dos jugadores que asoman como los puntales de Benítez: Fernando Zuqui y Lucas Rodríguez.

El ex Boca llegó con mucha propaganda por su gran paso en Godoy Cruz.

Pero le costó exactamente un año consolidarse y reencontrarse. Ahora, parado en el sector de la cancha donde se siente más cómodo, es determinante.

Lo de Tití Rodríguez es diferente. Lleva dos años de promesa pero por culpa propia, esquemas esquivos y un equipo que nunca lo acompañó, fue postergando su despegue. Esta temporada tiene todo para ser ese jugador de pique corto, gambeta, asistencia y gol.

En el debe quedaron esos minutos del primer tiempo, luego del 1-0 de Jonatan Schubke. El equipo dejó la pelota, bajó la intensidad y retrocedió unos metros. No estuvo contundente en la marca y mostró desacoples sobre el sector izquierdo de su defensa, sin lugar a dudas un lugar que necesita más trabajo y variantes.

Ganó Estudiantes y dejó una buena imagen. Tal vez no le alcance para poder hacer lo mismo con Gremio, por la ida de los octavos de final. Tal vez… Pero no es poco mérito haber comenzado con el pie derecho en una

competencia que el año pasado le generó un ataque al hígado que lo dejó de cama tanto tiempo.

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