En medio de críticas, Trump apuesta por el carbón para la energía

Propone reducir el control de emisiones de gases de efecto invernadero a las termoeléctricas que emplean ese combustible

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Washington

La administración Trump anunció ayer un nuevo plan regulador destinado a mantener activas cientos de centrales termoeléctricas de carbón que el presidente Barack Obama quería cerrar cuanto antes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de EE UU.

Denunciada de inmediato por ambientalistas, la decisión apunta a materializar el compromiso de la campaña de Donald Trump de anular los estándares ambientales de la era Obama considerados ilegales y destructivos de empleos, especialmente en regiones que le son leales como Virginia Occidental y Kentucky.

Pero el plan propuesto permitirá que las centrales eléctricas estadounidenses expulsen millones de toneladas de gases de efecto invernadero en la atmósfera en las próximas décadas, distanciando a EE UU de los objetivos del acuerdo climático de París de 2015, del que se retiró el año pasado por decisión del presidente Trump.

Eso, sin mencionar las emisiones de otros contaminantes atmosféricos como el dióxido de azufre (SO2).

En cualquier caso, el plan puede tomar meses o incluso años de implementación debido a demoras legales y probables obstáculos jurídicos.

“La era de las obligaciones federales monolíticas y burocráticas ha terminado”, dijo Andrew Wheeler, jefe interino de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), durante una conferencia telefónica con la prensa.

“El aire estará más sucio y la salud de nuestro país se deteriorará, porque el presidente Trump está del lado de algunos poderosos grupos de interés”, expresó el líder de la minoría demócrata del Senado, Chuck Schumer.

El plan reemplazaría el Plan de Energía Limpia de Barack Obama, que había impuesto las más estrictas normas anticontaminación de la historia a las centrales eléctricas de carbón, pero que fue suspendido por la Corte Suprema y luego anulado a la llegada al poder del presidente republicano.

Establece un nuevo marco para regular las emisiones de gases de efecto invernadero. La EPA propone descentralizar esta regulación a nivel de los estados federales, dejando “flexibilidad” en Kentucky o California para establecer sus propios estándares y asegurando así que los estados que consumen mucho carbón puedan seguir haciéndolo sin ninguna injerencia federal.

“La Administración quiere quedarse de brazos cruzados”, lamentó Kenneth Kimmel, presidente de la Union of Científicos comprometidos con la Sociedad, que recordó que la EPA también anunció hace unos meses su intención de eliminar futuros estándares antipolución para los vehículos.

“Somos el único país del mundo que considera al carbón como una energía del futuro, cuando el futuro es aire limpio, energía limpia”, señaló Gina McCarthy, quien fue directora de la EPA en el anterior gobierno, en una nota con la CNN.

Ella y otros funcionarios de la administración Obama critican a Trump por una nostalgia que, además, ya no se corresponde con la realidad energética del país.

Aunque el carbón, un combustible fósil, servía para generar la mitad de la electricidad de EE UU hace una década, en la actualidad no produce más del 30%. El gas natural se ha convertido en la principal fuente de energía gracias al boom del gas de esquisto (hidrocarburo en estado gaseoso que se encuentra en las formaciones rocosas sedimentarias de grano muy fino), y la energía eólica está creciendo rápidamente.

A pesar del respaldo del gobierno actual, los cierres de plantas se suceden. El 40% del parque de centrales de carbón existente en 2010 cerró o tiene previsto cerrar, según las cifras de esta industria, la American Coalition for Clean Coal Electricity.

“La EPA propone un plan que la mayoría de la industria dejará en gran medida de lado”, destacó Bob Perciasepe, presidente del Centro de Soluciones Climáticas y Energéticas.

El propio jefe de la EPA, Andrew Wheeler, reconoció que el mercado había cambiado radicalmente después de Barack Obama y que el gas natural y las energías renovables seguirían creciendo inexorablemente.

“Esto continuará incluso si la EPA sigue escupiendo contra el viento”, reaccionó Michael Bloomberg, ex alcalde de Nueva York, filántropo y activista por el clima, que participa con otras figuras y legisladores en una coalición de actores locales (ciudades, Estados, empresas) decididos a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Pero el apoyo político a la industria del carbón podría frenar esta transición en el mercado de la energía al extender la vida de las envejecidas plantas. Esto hará más difícil el objetivo de reducción de gases de efecto invernadero fijado por Obama (de -26% en 2025 en comparación con 2005), que ya era poco ambicioso en comparación con el europeo. En 2016, EE UU tuvo una reducción de 12% de sus emisiones en comparación con 2005. (AFP, EFE y AP)

La decisión apunta a anular los estándares ambientales de la era Obama

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