Preocupa la cantidad de padres que sobreexponen a sus hijos en la Web
Edición Impresa | 3 de Octubre de 2019 | 02:37

A María Clara la pregunta de una de sus amigas la sorprendió y la hizo dudar: “¿Te pusiste a pensar si el día de mañana el nene va a tener ganas de verse en internet?”. María Clara esforzó una sonrisa y se encogió de hombros, pero la verdad es que no: nunca pensó cómo podría reaccionar su bebé cuando deje de serlo y, en un futuro no tan lejano, vea su cara multiplicada en infinitos rincones del ciberespacio. La duda o desconcierto de ella no parece una rareza al calor de los datos arrojados por un reciente estudio que confirma lo que hoy día es un fenómeno global: ya sea en fotos familiares o videitos caseros, cada vez son más los padres que exponen a sus propios bebés a cuanta red social pueda verse en una pantalla. ¿Una práctica muy peligrosa?
“No sé si es para alarmarse”, dice ahora María Clara, una platense con un bebé de ocho meses a la que, hasta antes de la pregunta de su amiga, se le daba casi todos los días por postear en Facebook y en su Instagram una foto de su criatura haciendo cualquier cosa: comiendo, jugando, enchastrado de papilla, intentando caminar. “Pensé que era inofensivo pero lo que me plantearon me hizo reflexionar algunas cosas -cuenta ella, empleada en un local de ropa-. No tanto por lo que pueda llegar a pensar él en un futuro. Soy la madre y tengo derecho a subir sus fotos, ¿no? Pero me estuvieron ‘quemando’ un poco la cabeza con el tema de los pedófilos que están a la caza de cualquier imagen y eso me aterró. Me volvió loca. Pensar que un video o una foto de mi nene pueda caer en manos de esa gente me da escalofríos, y pensar que sería por mi culpa todavía me enloquece más...”
Como se dijo, hace poco un estudio echó luz sobre este fenómeno conocido vulgarmente como “sharenting” -término que surge de la combinación de las palabras inglesas “share” (compartir) y “parenting” (criar)-. La investigación en cuestión fue realizado por la Universitat Oberta de Catalunya y tuvo alcance en diez países. Concretamente, el trabajo reveló que el 81% de los bebés son expuestos en las redes sociales antes de cumplir los seis meses de vida y el 23% de los niños ya apareció en ellas antes de nacer, ya que sus padres publicaron las ecografías de los embarazos.
De acuerdo a los hacedores del estudio, las cifras de la sobreexposición de los menores a las redes continúa aumentando durante los primeros años de infancia, un fenómeno sobre el que los expertos alertan que representa riesgos para los menores, como la usurpación de identidad, el posible uso de las imágenes como material pornográfico y el ciberacoso.
Para Silvia Martínez, una de las responsables de la investigación, al publicar contenido en plataformas como Instagram o Facebook “perdemos el control de los datos al ceder a estas empresas derechos sobre el uso y el tratamiento del material publicado. Se puede utilizar este contenido como material pornográfico a escala mundial por medio, por ejemplo, de la extracción de la imagen de los genitales de los menores cuando se muestran desnudos”.
Los investigadores de este relevamiento a escala global concluyeron que es importante potenciar una educación para crear consciencia de los riesgos que conlleva la exposición de los menores en las plataformas digitales. “Esto implica disponer de más conocimiento y comprensión de las condiciones de uso y políticas de privacidad que presentan las redes sociales”, apunta Martínez.
La presencia de pedófilos en las redes constituye, como se dijo, una de las grandes preocupaciones de quienes vienen analizando y alertando sobre la tendencia. Desde la ONG Grooming Argentina, por caso, están convencidos de que el grooming o acoso virtual es la nueva modalidad de abuso infantil. Según un relevamiento hecho por esa entidad, el 70% de los mayores ignora este “lado B” de la Web y las herramientas de privacidad que tienen las plataformas. Esta situación, se apunta, favorece a que los pequeños no sepan ni cuándo son víctimas ni cómo denunciar.
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