Las cartas de Lorenzo fueron escritas una semana antes
Edición Impresa | 19 de Diciembre de 2019 | 02:22

A una primera esquela la tituló “Cuando yo muera”, y allí solicitó avisar a su médico, a su abogado y a su hermano, con sus respectivos teléfonos. Otras tres hojas de papel cuidadosamente dobladas fueron encabezadas como “Cartas de despedida”, y en ellas, entre otras consideraciones, se esforzó por describir su total inocencia, negar enfáticamente su accionar en los casos que se le atribuían, y en sostener la victimización de la que se sentía parte. Lo curioso, es que las cartas de despedida que el cura Eduardo Lorenzo escribió de puño y letra fueron fechadas por él mismo casi una semana antes de su muerte.
Efectivamente, el cura Eduardo Lorenzo escribió esas cartas el 11 de diciembre, es decir casi una semana antes de su muerte, ocurrida el lunes 16, cuando se quitó la vida disparándose con un viejo pistolón calibre 32 marca “Sportman”, que el religioso había llevado consigo a la sede de Cáritas, donde estaba viviendo tras haber pedido licencia en la parroquia de Gonnet, y que presuntamente habría comprado muchos años atrás en una armería platense. Así lo indicaba, al menos, la caja de madera de “Casa Cosoli” que fue encontrada junto al arma. Había dirigido el tiro de cartucho sobre su tetilla izquierda.
Aquel miércoles 11 en el que Lorenzo escribió sus cartas de despedida, se habían conocido detalles de las pericias psicológicas a las que lo había sometido la Justicia y que lo comprometían seriamente, ya que se hablaba de su personalidad, relacionada con manipulaciones y perversiones.
El lunes 16, en tanto, se había conocido que la Justicia platense había ordenado su detención, aunque esta no sería inmediata ya que su defensa había interpuesto un recurso de eximición de prisión. Ese día se mató.
Tanto el arma utilizada como los manuscritos dejados están siendo actualmente periciados. Del arma no se ha podido comprobar todavía si estaba o no registrada a su nombre, y de las cartas trascendieron algunos de sus párrafos, en los que dice ser víctima de una persecución y ser un “preso mediático”.
Ayer, en tanto, el arzobispo de La Plata, Víctor Manuel Fernández, encabezó la misa “de despedida” al cura Eduardo Lorenzo, quien se suicidó luego de que la justicia pidiera su detención en una causa por abuso a menores de edad, y durante la homilía insistió en que el sacerdote era “una persona con muchas presiones internas”.
La ceremonia se desarrolló en la parroquia Inmaculada Madre de Dios de Gonnet, donde Lorenzo se desempeñó hasta que fue desplazado en medio de las denuncias de abuso sexual. Comenzó después de las 9.30 custodiada por media docena de policías ante rumores de una posible manifestación de protesta por parte de víctimas del cura que finalmente no ocurrió.
“El objetivo único de la misa es rezar por el consuelo de los familiares del difunto, su hermano y el resto de la familia. Como ha sido un cura de la Diócesis ellos tienen derecho a que nos reunamos por una oración”, dijo “Tucho” Fernández.
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