Otro accidente vuelve a poner en debate a los micros dobles

Al menos quince pasajeros resultaron heridos, entre ellos dos niños de 3 y 6 años que se encuentran en estado grave, al volcar ayer un micro de dos pisos en la Autovía 2 a la altura del partido bonaerense de Mar Chiquita. El episodio, ocurrido a un mes del accidente que le costó la vida a dos alumnas de una escuela de Benavídez, reinstaló el debate sobre la inestabilidad de este modelo de transporte que en los últimos tres años ha protagonizado diecisiete vuelcos y causado 66 muertes en distintas rutas del país.

El nuevo accidente ocurrió a las 5.30 de la madrugada en el kilómetro 374 de la Autovía 2, en la localidad de Vivoratá. El micro de la empresa Ruta Atlántica, que llevaba unos 54 pasajeros con destino a Mar del Plata, circulaba por una recta bajo la lluvia cuando volcó por causas que se intentan establecer.

Según el relato de los pasajeros, que aseguran que a esa hora había poca visibilidad por las condiciones climáticas, el micro se salió repentinamente de la traza central y recorrió un trecho por la banquina donde terminó por volcar.

El reporte oficial del siniestro indica que el micro tenía su Revisión Técnica Obligatoria vigente y que el test de alcoholemia realizado sobre su conductor, Gabriel Gómez, resultó negativo. No obstante ello, el fiscal de Delitos Culposos de Mar del Plata Pablo Cistoldi confirmó ayer su aprehensión por lesiones graves y leves.

Minutos después del vuelco llegaron al lugar ambulancias de Same Provincia y varias dotaciones de los cuarteles de bomberos de Vivoratá y Coronel Vidal que rescataron a los pasajeros heridos, en su mayoría con politraumatismos. Los más afectados resultaron dos niños de 3 y 6 años que sufrieron traumatismos de cráneo, por lo que fueron trasladados de urgencia al Hospital Materno Infantil de Mar del Plata, donde anoche se encontraban internados en Terapia Intensiva en estado grave.

En tanto, otros tres niños de 2, 8 y 14 años permanecían en el mismo hospital en observación por heridas leves; y dos pasajeros adultos se recuperaban tras haber sido operados en el hospital Interzonal General de Agudos debido a una fractura de cadera y un traumatismo pulmonar, según informaron fuentes del establecimiento de salud.

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“MAS PROPENSOS A VOLCAR”

El episodio de ayer, como se djio ya, no fue un caso aislado. Desde 2017 hasta hoy se han registrado en distintas rutas de Argentina al menos diecisiete vuelcos de micros de dos pisos, buena parte de ellos con desenlace fatal, y algunos con gran cantidad de víctimas. Es el caso del siniestro ocurrido en julio pasado en Tucumán, que le costó la vida a quince jubilados; o los registrados poco antes en rutas mendocinas que causaron la muerte de treinta y cuatro pasajeros entre los dos. Se trata de un costo exorbitante considerando que en el centro de todos estos episodios se halla un modelo de transporte seriamente cuestionado por los expertos en seguridad vial.

Mientras que en gran parte del mundo los micros de dos pisos se utilizan sólo para trayectos cortos o directamente están prohibidos por su inestabilidad, en Argentina representan más del 90% dl parque automotor de larga distancia. Por su capacidad de transportar mayor cantidad de pasajeros a menor costo, este modelo de carrocería no ha parado de ganar terreno en las empresas de transporte desde que apareció a principios de los noventa tras el desmantelamiento del ferrocarril, pese a que no hay casi expertos en seguridad vial que aprueben su utilización.

“Los micros de doble piso tienen un centro de gravedad más alto con lo cual son más propensos a volcar ante ciertas situaciones que un micro tradicional. Si uno circula a 90 kilómetros por hora sin ningún otro tipo de novedad no hay problemas pero en cuanto surge alguna otra dificultad, banquinas descalzadas o maniobras bruscas, su tendencia a volcar es mucho mayor. Por eso están prohibidos en casi todos los lugares del mundo. Argentina es uno de los pocos lugares en donde se lo usa”, explica el presidente del Observatorio Vial de Latinoamérica, el ingeniero Fabián Pons.

Lo mismo señala desde la ONG Creando Conciencia Alejandro González, su director. “En las rutas son inestables. Circulando a más de 90 kilómetros por hora, con vientos laterales o en curvas terminan siendo inseguros. Se trata de una cuestión de lógica: tienen la misma trocha que un micro normal pero con el doble de altura. Por eso cuando pisan una banquina con descalce o se realiza una maniobra brusca, el peso del vehículo se va hacia un lado, el conductor por instinto volantea hacia el contrario y se termina por volcar”.

“El problema aparece cuando se supera la velocidad recomendada y el conductor tienen que resolver una situación crítica. Es ahí cuando se reduce el margen de maniobra, sobre todo cuando hay pasajeros, porque la mayoría de estos colectivos no tienen control de estabilidad”, coincide en comentar Gustavo Brambati, el sub gerente de seguridad vial del CESVI, en referencia a un dispositivo electrónico denominado ESP que compensa con micro bloqueos de las ruedas al detectar una desestabilización de la unidad.