Macri: "La lengua española ha hecho mucho más que permitirnos comunicar con facilidad"

El presidente Mauricio Macri agradeció que Argentina haya sido elegida por segunda vez como país anfitrión del Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) y lo consideró "un reconocimiento al camino de integración al mundo" iniciado por su gestión, durante su discurso de apertura de este evento que tiene lugar en la ciudad de Córdoba.

"Nunca antes un mismo país había sido anfitrión de este Congreso", dijo el jefe de Estado al inaugurar el VIII Congreso, acompañado de los reyes de España, Felipe y Letizia, académicos y escritores del mundo hispanohablante. El Presidente agregó que esta elección es para la Argentina "un reconocimiento al camino de integración al mundo" iniciado por su gestión.

Ante un auditorio colmado que se dio cita en el Teatro Libertador San Martín, donde hasta el 30 de marzo se desarrollará este evento trianual, Macri destacó la importancia de la lengua española y agradeció que Argentina haya sido sede en 2004 en Rosario y en la actualidad, en Córdoba. "Imaginemos si necesitásemos traductores para hablar con los uruguayos, o con los ecuatorianos o con los venezolanos", planteó el Presidente, que agregó que "la lengua española ha hecho mucho más que permitirnos comunicar con facilidad".

"La lengua española, la segunda más hablada, nos unió a partir de algo tan profundo, tan propio del ser humano como es el idioma que hablamos" apuntó el mandatario.  Agregó, en otro tramo de su mensaje: "La lengua es nuestra casa. Pensamos en esta lengua, soñamos en esta lengua, criamos a nuestros hijos, resolvemos nuestros conflictos".

"Por eso, la lengua española es nuestro mayor activo, es la riqueza mejor distribuida de nuestra comunidad y depende de nosotros mantenerla viva", enfatizó Macri.  El Presidente afirmó además que "apostar a la lengua es apostar al futuro", porque "es la herramienta que le legaremos a las futuras generaciones" para que puedan "conectarse con otros y llegar lejos, para que comprendan el valor de la palabra".

En ese contexto, Macri remarcó la "buena noticia” que tuvo el país hace pocos días cuando las pruebas Aprender de este año dieron como resultado que “8 de cada 10 alumnos alcanzaron los niveles de lengua más altos y en todas las provincias”. "Nuestra lengua está viva, cambia como cambiamos nosotros, la lengua ahora wasapea, tuitea, chatea, se viraliza", en referencia al uso de las redes sociales.

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"La lengua se mueve en todas las direcciones en las que se mueven nuestras sociedades y nuestra cultura", concluyó el mandatario, que celebró de ese modo el nuevo CILE como una oportunidad para "debatir e intercambiar ideas" y, así, "mejorar el mundo en que vivimos y la vida de nuestra gente".

En tanto, el ensayista y filósofo Santiago Kovadloff abrió hoy la segunda etapa de la ceremonia inaugural del VIII Congreso de la Lengua (CILE) con una alocución donde destacó que circulan por estos días "discursos violentos donde se evidencia no el miedo a la guerra sino el miedo a la paz" y que abundan "brutales evidencias de un fervor maniqueo". El autor de obras como "El silencio primordial", "Lo irremediable" o "La extinción de la diáspora judía" tomó la palabra después de un breve receso que tuvo lugar tras los discursos del Rey de España, Felipe VI y del Presidente Macri.

Con una cadencia pausada y casi teatral, Kodvaloff leyó un discurso que estuvo centrado en la importancia de las palabras y el rol del escritor para articular nuevas lecturas sobre la realidad y el mundo. "El hombre que desconoce su idioma no es aquel a quien le faltan las palabras o las entrega con torpeza sino aquel que hablando en su lengua ignora u olvida hasta qué punto consistimos en la ardiente necesidad de decir a propósito de nuestra presencia en el mundo", aseguró el ensayista. Kovadloff sostuvo también que "en incontables ocasiones el hombre dispone de la palabra pero más complejo advertir que la palabra dispone del hombre cada vez que al hombre le es dado sumergirse en la emoción de esa momentánea presencia en el mundo y en la emoción del mundo como presencia". "Hay para el hombre de fe literaria una dimensión sobrenatural de las cosas que es aquella en la que se rompe la prosaica familiaridad de nuestro trato con ella, aquella en que las cosas dejan de ser materia de uso o posesión para manifestarnos algo que no es lo que habitualmente dicen", destacó Kovadloff.