¿Punto final para el correo electrónico?
Edición Impresa | 19 de Mayo de 2019 | 05:42

El medio de comunicación más popular del mundo parece tener fecha de vencimiento. A 50 años de su nacimiento, algunas empresas prefieren la comunicación a través del streaming en vivo o el WhatsApp y, en sintonía con los nuevos tiempos, cada vez más jóvenes se comunican por las redes y ni siquiera se plantean la posibilidad de ponerse frente a la pantalla a escribir un correo. La pregunta cae por su propio peso: ¿llegó finalmente el ocaso del mail?
“El correo se usa menos pero creo que aún está lejos de desaparecer definitivamente”, especula la analista informática María Laura Ominero, para quien la clave es entender que “las herramientas tecnológicas como el mail son sólo eso: herramientas, y están para trabajar para nosotros y no nosotros para la herramienta. Si hay plataformas que actualmente nos ofrecen una comunicación más rápida, más inmediata, es lógico que el mail pierda usuarios, pero eso no creo, al menos por el momento, que signifique que deje de ser usado como una herramienta para comunicarse”.
Opiniones al margen, lo cierto es que un número mayor a 100 correos no leídos en la bandeja de entrada ya no es síntoma de baja productividad. ¿El e-mail ya no es la herramienta eficaz que el mundo del trabajo supo conocer? A décadas de su nacimiento, es innegable que compite con otras herramientas de mensajería instantánea como WhatsApp, o incluso “versiones corporativas” de las redes sociales más populares como “Yammer” o Workplace, de Facebook.
“Ya hace varios años que en Snoop usamos como canal principal de comunicación a la red social interna. Esto permite otro tipo de inmediatez y abre nuevas posibilidades a la comunicación, incluyendo streaming de video, calls, chats y además permite generar una base de conocimiento colectiva con información que antes quedaba atrapada en las casillas de correo de las 2 o 3 personas que discutían sobre un tema”, señala Federico Aon, director de una consultora que opera en nuestro país.
“El correo se usa menos pero creo que aún está lejos de desaparecer definitivamente. Las herramientas tecnológicas como el mail son sólo eso: herramientas”
María Laura Ominero
Analista informática
Según el ejecutivo, uno de los mayores problemas del e-mail consiste en la “falsa sensación” de estar notificados, generado por uno de los “grandes males” actuales, cuando el remitente decide “copiar a todos por las dudas”. Esto genera más de un dolor de cabeza y termina generando desinformación y ruido, armando cadenas excesivamente largas que muchas veces no son relevantes para todos los involucrados.
“También tiene que ver con el tipo de trabajo que se realice y la conversación que se quiera mantener -apunta Ominero-. Para cuestiones muy puntuales el mail sigue siendo más eficaz que un grupo de WhatsApp u otra herramienta de mensajería instantánea”.
Para la analista, cuando el uso del mail explotó a mediados de los noventa “se dijo algo similar del correo postal. Y si bien es cierto que el uso de este medio de comunicación bajó mucho, también lo es que su uso sigue siendo algo frecuente en el mundo actual”.
De todos modos, cada vez son más los ejecutivos que destacan el lugar que paulatinamente fue llenando la aplicación WhatsApp, que ganó terreno. Esto, se advierte, exige algunas “reglas de etiqueta” que es vital seguir para mantener la armonía en el entorno de trabajo: no utilizarlo fuera del horario laboral ni los fines de semana y acordar su uso en una de sus características más polémicas: los audios. Algunas industrias aún requieren la herramienta del correo para dejar formalizados ciertos documentos, mientras que los audios de WhatsApp pueden ser requeridos por su inmediatez, pero siempre hay que tener en cuenta al receptor al utilizarlos, especialmente cuando estos excedan los 30 segundos.
El uso y abuso del e-mail también genera situaciones donde, al utilizarlo prácticamente para todo tipo de comunicaciones, muchas veces el proceso de trabajo queda en un eterno ida y vuelta de correos sin arribar a la solución.
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