Con un Messi colosal, Barcelona acaricia la final de la Champions
Edición Impresa | 2 de Mayo de 2019 | 02:59

Barcelona se adjudicó la primera semifinal de la Liga de Campeones ante Liverpool, como local, por un amplio 3 a 0 solo comprensible porque el equipo catalán tiene en sus filas a Lionel Messi, autor de dos tantos, el segundo un tiro libre monumental, cuando el Barça era dominado y que transformó un potencial empate en goleada exclusivamente por su magia.
Si Messi no estuviera, seguramente Barcelona no iría a la revancha en Anfield con semejante ventaja, injustificada por lo realizado por ambos equipos, pero que en los números será complicada de revertir aún para un once tan intenso como el dirigido por el alemán Jurgen Klopp.
El Barça fue un equipo de jugadas, a diferencia de lo que corresponde a sus características esenciales de posesión, control y distracción, y a lo que sumó un espíritu de lucha tan encomiable como inhabitual para su filosofía futbolística.
Pero de tanto correr y luchar Barcelona tuvo su premio a los 25 minutos con un centro preciso desde la izquierda de Jordi Alba para que el uruguayo Luis Suárez, de arrastrada y anticipo, marcara su primer gol en esta Liga de Campeones.
En los primeros 15 minutos de la etapa final los de Klopp se convirtieron en claros dominadores del encuentro hasta convertir en figura al arquero Ter Stegen con dos salvadas espectaculares.
Pero de a poco y siempre por apretar los dientes más que por jugar, Barcelona fue saliendo del asedio y buscando, a puro corazón, ampliar un marcador que estaba más para la “parda” que para el “retruco”.
Hasta que en siete minutos Messi decidió “frotar la lámpara” y entre varias piernas rivales generó una situación de gol que Suárez estuvo a punto de concretar con un “rodillazo” que rebotó en el travesaño y Lío mandó a la red con el arco vacío.
Iban 29 minutos y todavía faltaba lo mejor, el gol 600 de Messi (en 683 partidos) con la camiseta de Barcelona, que llegó a los 36 con un tiro libre sensacional, desde una posición parecida a aquella en que arribó al récord de 55 con la del seleccionado argentino para superar a Gabriel Batistuta (54) frente a los Estados Unidos, en la Copa América Centenario de 2016.
En aquella oportunidad entró en el ángulo izquierdo y esta vez ingresó por el derecho, para que “Lío” saliera disparado contra un costado, se sentara de cara a su gente y demostrara, como dijo Iván Rakitic y él refrendó en la arenga inicial, que es el gran líder que puede llevar al Barça a la gran final del 1 de junio, en el Wanda Metropolitano de Atlético de Madrid.
E inclusive pudo llegar el cuarto tanto de Barcelona en una contra en que le cedió el balón a Dembelé, en la última acción del partido, pero el francés lanzó su disparo muy flojo a las manos del brasileño Alisson.
Así se cerró el partido, con un resultado solo explicable por Messi y nada más que por él. Al punto de retirarse de la cancha y antes de abandonar el terreno de juego pedirle al público que no cuestionen al también brasileño Philippe Coutinho, muy resistido por la parcialidad catalana, en otro ejemplo de liderazgo. De ese que muy pocas veces exhibió públicamente aunque, con la magia de sus pies, casi que no le hace falta.
Por otra cosa, cabe decir que en la otra semifinal, Tottenham cayó como local contra el Ajax de Holanda 1 a 0. El gol de la victoria fue anotado a los 15 minutos del primer tiempo por Donny van de Beek.
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