Geraldine Chaplin, con EL DIA: “Trabajo mucho gracias a mis arrugas”
Edición Impresa | 10 de Julio de 2019 | 05:02

Por PEDRO GARAY
“Envejecer, en esta profesión, o en cualquiera, es difícil: porque no hay nada bonito en la vejez. Nada. No es verdad que los viejos son más sabios, los jóvenes son mucho más sabios. Todo lo que viene con la vejez es horrible para todo el mundo”, dice Geraldine Chaplin, hablando un poco de ella misma, pero también de su personaje en “La fiera y la fiesta”, cinta de la dupla Laura Amelia Guzmán-Israel Cárdenas que podrá verse desde mañana en el Cine Eco Select del Malvinas, todos los días (excepto sábado) a las 17.
En la cinta, Chaplin es Vera, una actriz cuya fama se ha disipado prácticamente por completo, llega a un paradisíaco lugar del Caribe para rodar el guión inacabado de uno de sus mejores amigos y guionista de culto del séptimo arte: Jean-Louis Jorge.
Pero Vera parece confundida. Olvidadiza. La edad le juega una mala pasada y la historia toma un giro hacia lo onírico y misterioso, un tributo a ese cine sensual del mítico cineasta, mientras nuestra heroína ve cómo esa producción se vuelve un pandemonio completo con asesinatos misteriosos y actos de vampirismo, mientras la línea entre realidad y fantasía, entre presente y memoria, se vuelve brumosa.
Una historia que confronta a la mítica actriz de 74 años con eso que todos evadimos constantemente: la idea de nuestro propio final.
“Vera no se da cuenta que está en decadencia, quiere empezar a dirigir, no sabe que está decrépita. Pero yo sí”, dice Chaplin, en diálogo telefónico con EL DIA desde Madrid. Y cuando le digo que, lejos de parecer decrépita, en la cinta muestra una capacidad aeróbica envidiable, estirando y nadando como una joven gimnasta y revelando su pasado de bailarina, Chaplin vuelve a reírse y afirma que “casi me he roto todos los huesos haciendo esos estiramientos”.
Pero luego accede a revelar su secreto para seguir muy activa, habiendo rodado más de cien películas en su carrera (con momentos destacadísimos como “Doctor Zhivago” y “La edad de la inocencia”, y un reciente paso por el cine nacional con “Camino sinuoso”, de Juan Pablo Kolodziej, que se estrenó el año pasado).
“Las películas de mi padre las miro constantemente, me encantan. Carlitos es mi héroe”
Geraldine
sobre Charlie Chaplin
“Soy un poco adicta al trabajo, pero también al ‘dolce far niente’ (lo dulce de no hacer nada): entonces, cuando trabajo, trabajo mucho, y cuando descanso, descanso mucho. Creo que ese cambio de ritmo viene bien”, explica.
Chaplin dice además que tiene la fortuna de poder seguir trabajando a su edad, en una industria (y en un mundo) donde la vejez margina. “Tengo ventaja por mi vejez porque tengo muchas arrugas, trabajo mucho gracias a las arrugas”, dice Chaplin, que nunca se ha operado a pesar de ser parte de una industria notablemente superficial, donde las cirugías estéticas son a veces caminos para sobrevivir, para seguir consiguiendo trabajo. Aunque avisa que “no es que me gusten: siempre digo que cuando deje de trabajar, cuando ya no me llamen más, me voy a estirar toda y voy a hacer una donación de piel increíble”.
Y para seguir activa, Geraldine también se alimenta del “talento joven”, como su personaje Vera, vampírica, en la película. “Me gusta rodearme de talento”, afirma Chaplin, que sigue con este filme atravesando el “período latino” de su carrera, con varias películas realizadas en habla hispana y colaboraciones con realizadores como Isabel Coixet y Juan Antonio Bayona, y sueños de trabajar más en nuestro cine: “Hay proyectos en mi imaginación con Lisandro Alonso, con su mujer Constanza Novick, con Anahí Berneri. Pero todo eso, de momento, está solamente en mi cabeza”, confiesa.
En el marco de ese período, Chaplin fue convocada en 2014 por primera vez por Laura Amelia Guzmán e Israel Cárdenas para trabajar en “Dólares de arena”, para buena parte de la crítica uno de sus mejores roles. Cuando llamaron para “La fiera y la fiesta”, la hija de Carlitos no dudó: “Lo que me atrajo de la película es Laura Amelia Guzmán e Israel Cárdenas”, se ríe. “Soy un admiradora incondicional de ellos desde que ví ‘Jean Gentil’, y cuando ellos me llaman no hace falta ni que lea el guión”.
El nuevo proyecto de la dupla incluía este tributo a Jean-Louis Jorge, cineasta fundamental del cine dominicano pero cuyo cine se perdió en el tiempo: “La fiera y la fiesta” es un intento por eternizarlo de parte de los directores, que filman a Vera intentando volverlo (y volverse) eterno en una ficción que espeja la realidad.
“Vera hace esa película para inmortalizarlo… pero no hay nada inmortal”, lanza Chaplin. “El arte hay que mantenerlo vivo: no es que haces una maravilla y es eterna”.
“Mi hija, cachetón que da, familia que se queda de luto: es muy fuerte, un tanque hermosísimo”
Geraldine
sobre Oona Chaplin
La frase suena al menos curiosa de parte de quien, justamente, es hija de un eterno, Charles Chaplin. De quien ella misma es aficionada: “Las películas de mi padre las miro constantemente, me encantan. Y Carlitos es mi héroe, cada vez que puedo veo su cine”, cuenta. Pero agrega que “aquel personaje que me da risa, tristeza, energía, un montón de sentimientos muy fuertes, aunque no lo reconozca como mi padre que era otra persona. Cuando lo conocí ya era un viejo de pelo blanco que no se parecía en nada al maravilloso jovencito de las películas. De hecho, en Suiza (país donde reside) los niños me preguntan si soy la hija de Carlitos y yo les respondo que no, que yo soy la mamá de Carlitos y algo de verdad hay en eso porque ese papel me tocó en la película de Richard Attenborough sobre la vida de mi padre”.
El gen de la interpretación corre por sus venas, y ella lo pasó a una de sus hijas, Oona (hija también del fotógrafo chileno Patricio Castilla y que se llama así en homenaje a la madre de Geraldine, que fue hija del dramaturgo Eugene O’Neill, ganador de los premios Nobel y Pulitzer), quien saltó recientemente a la fama por interpretar a Talisa Maegyr, la novia trágica de Robb Stark, en “Game of Thrones”.
“No le doy indicaciones”, cuenta Chaplin sobre su relación con su hija actriz. “¡A mi me gustaría que ella me diera indicaciones! Ella ha hecho escuela, conoce su Shakespeare… pero no se mete”, se lamenta.
Oona, de 33 años, comenzó su carrera hace una década, algunos años antes de que empezaran a darse a conocer numerosos casos de abuso y acoso en la industria. Pero Geraldine dice que no le preocupa en absoluto la seguridad de Oona. “Mi hija, cachetón que da, familia que se queda de luto: es muy fuerte, no le va a pasar esto, y si le pasa le va a dar un bofetón tremendo. Es un tanque hermosísimo”, cuenta, orgullosa.
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