Se va la última: desembarca en Netflix la temporada final de “Orange is the new black”
Edición Impresa | 26 de Julio de 2019 | 03:33

La séptima y última temporada de “Orange Is the New Black”, serie que sigue el día a día de un heterogéneo grupo de reclusas de una cárcel estadounidense, llegará hoy a Netflix con el desafío de dar una conclusión convincente para las múltiples historias de su elenco coral.
Compuesta por 13 episodios de una hora, y basada en el libro autobiográfico de Piper Kerman, la serie relataba la historia de Piper Chapman (Taylor Schilling), una chica de clase acomodada que debía cumplir un año y medio de prisión por transportar droga para una ex novia delincuente.
A través de sus ojos, el espectador asistía al choque de realidad que sufría Piper al entrar en la prisión de mujeres de Litchfield, en Nueva York, donde se daba de frente con la violencia, el abuso institucional y los conflictos raciales.
Sin el corsé que impone la narrativa tradicional de la TV, con sus tandas publicitarias, estructuración en bloques y emisión de un episodio por semana, la creadora Jenji Kohan llevó pronto el foco de “Orange...” hacia un elenco variado y multirracial de mujeres que en otro contexto difícilmente hubieran conseguido brillar con luz propia.
Taystee (Danielle Brooks), “Red” (Kate Mulgrew), Suzanne (Uzo Aduba), Nicky (Natasha Lyonne), “Pennsatucky” (Taryn Manning), Gloria (Selenis Leyva) o “Daya” (Dascha Polanco), son apenas una muestra de una larga lista de personajes que en la serie fueron tomando más y más relevancia.
Sus frustraciones, conflictos de clase y raza, sexualidad, identidad de género, drogas y violencia, pero también su compañerismo, amistad, inteligencia y capacidad de perdonar, configuraron un elenco de mujeres tridimensionales con la facultad de comenzar a redimir una TV viciada de estereotipos.
De manera paulatina, Piper se convertiría en una más en el elenco y muchas otras reclusas gozarían de igual desarrollo de sus historias y también de las fallas en el sistema que hacían que se eternicen en sus celdas.
Y allí estriba otro de los elementos más valorados por la crítica porque “Orange...” puso el acento en un sistema penitenciario que no funciona, con presupuestos exiguos y guardias mal preparados, en el que la rehabilitación del recluso es la última de las preocupaciones.
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