Consternación en un barrio que no se explica ese final para una “buena vecina”

Domingo por la tarde. En el complejo de tres torres con 16 departamentos ubicado en 2 entre 61 y 62, donde hasta el sábado vivió Laura Romina Gutiérrez (30), el silencio se muestra como prueba cabal de la conmoción que causó su asesinato. Una sensación similar quedó graficada durante la mañana, con un grupo de policías abrazándose en la vereda, sin poder entender los pormenores del fatal episodio.

Entre la gran cantidad de mensajes que compañeros de la Policía, conocidos o amigos le dedicaron a la joven, la mayor parte hacen alusión a esa incapacidad de comprender los motivos que culminaron en la tragedia.

Por su régimen laboral, según le contaron a este medio allegados a la víctima, de “12 por 36” -es decir, doce horas de servicio y luego treinta y seis de franco-, se la veía poco en el inmueble. Y, si bien su relación con el resto de los frentistas no era tan fluida, quienes accedieron a hablar con EL DIA la calificaron como “una buena vecina”.

Agustín, quien ocupa la unidad lindera a la de Laura, fue uno de los testigos que dialogó con este diario y manifestó que “la conocía poco, pero era una buena mina”. Él se mudó hace un año al piso y mientras culminaba con los trámites para activar el suministro de gas, “ella me cocinó un par de veces, me dio una mano bárbara, fue muy ‘piola’ conmigo”, reflejó.

Ese atributo fue corroborado por sus allegados y colegas de la Fuerza. “Laura amaba a los animales y era una gran compañera”, sostuvo una agente que compartía el turno con ella.

Según su testimonio, se trataba de una “chica normal” a la que “le encantaba el laburo”. En esa línea, refirió que “te cubría todas las denuncias, iba a donde la mandaban sin reparos”.

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Esa responsabilidad, aseguraron las fuentes, fue la clave para descubrir su femicidio. Laura tenía que cubrir el partido de Gimnasia que se disputaba en El Bosque, pero nunca fue. Tampoco le atendió el celular a su mejor amiga (también policía), ni respondió sus mensajes. La mujer fue entonces y se encontró con la horrorosa escena.

Agustín afirmó que en el departamento seis, donde moraba Gutiérrez, “no se escuchaban discusiones ni peleas fuertes” durante el tiempo que la joven y su presunto asesino, Danilo Alberto Acevedo (32), estuvieron juntos. “Yo trabajo desde mi casa, por eso paso mucho tiempo acá. Eran tranquilos, yo no recuerdo haber oído gritos desmedidos”, señaló.

Por otra parte, a pesar de haber oído al mediodía los estruendos de los disparos, creyó que se trataba de “un ruido de afuera” y no le prestó mayor importancia. Hasta que, pasada la una de la mañana, lo despertaron “los gritos de una chica a quien pensé que le estaban robando”, dijo. “Salí a ver qué pasaba, la vimos a la amiga llorando y ahí nos enteramos de todo”.

“TUVO UNA VIDA SUFRIDA”

A Laura “la criaron sus abuelos, el papá murió cuando ella muy chiquita y no tenía buena relación con la madre”, detalló la fuente. La muerte de la “abuela mamá”, ocurrida hace pocos meses, la “golpeó fuerte”, añadió.

Asimismo, indicó que en esta historia de vida “muy sufrida”, se cuela “una familia que la adoptó como a una hija” y que, en diferentes períodos de su vida, “la ayudaron un montón”, dijo.

“Nosotros nos enteramos en la madrugada (de ayer) de lo que había pasado, como a las cinco. La verdad es que no lo podíamos creer, es un desastre”, lamentó la colega.

En sus “posteos” en las redes sociales, se la leía preocupada por las “políticas y políticos que generan violencia y odio” y por “todo lo malo que sucede en cada país, en el mundo en si, y quienes tienen el poder para cambiar las cosas [...] no lo hacen, y el mundo sigue su rumbo, girando hasta agotarse.

El 1 de agosto último, Laura, fanática del club Independiente de Avellaneda, había cumplido 30 años. Su gran compañera le dedicó un sentido mensaje: “Que decirte mi bella amiga. ¡Feliz pero muy feliz vuelta al sol!

Anhelo y deseo con todo mi corazón, que este año, sea colmado de mucho amor y felicidad. Merecés lo mejor del universo y más, sos una guerrera de la vida, y al pasar el tiempo lo compruebo aún más.

Agradezco a la vida del que nos haya permitido cruzarnos, para luego conocernos y comprobar QUE VALES ORO. TE AMO INFINITAMENTE! Y demás está decirte que tu felicidad es mi felicidad. ¡Feliz cumpleeee bombona! Que se cumplan cada uno de tus deseos, anhelos y que inmensamente feliz, hoy, mañana y por todo la eternidad”.

“Le encantaba el laburo, te cubría todas las denuncias, iba a donde la mandaban”