Mardel está “Feliz”: sol, playas llenas y promesa de una gran segunda quincena

ENVIADO ESPECIAL A LA COSTA ATLÁNTICA

“Es la mejor temporada en años”, dice un hotelero marplatense, y la frase la replican, entusiasmados, los comerciantes de la zona: el fin de semana, con el sol ardiente, la llegada de los turistas “exprés”, el comienzo de una nueva semana para los inquilinos y la inminencia de la esperada segunda quincena, Mar del Plata mostró playas repletas de la costanera hasta la orilla, y una ocupación del 80%, según la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica.

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Una cifra superadora de la temporada pasada, cuando la ocupación rondaba el 70% a esta altura del año, y que la Asociación espera que se sostenga con el recambio de quincena, y que sean incluso superiores durante el tercer fin de semana del año.

Así, la postal desde el viernes hasta el fin de semana será la de una Mardel “Feliz”, con un flujo intenso de turistas, aunque con una postal contradictoria: la Terminal continúa vacía, ya que por el paro de los maleteros que comenzó el sábado los micros no ingresan a la estación de Luro sino que llevan a los pasajeros a la calle.

Algunas escenas de tensión e histeria se vivieron durante los últimos días a causa de este inconveniente, con muchos turistas corriendo micros porque no sabían que había que tomarlos fuera de la Terminal. “Es una falta de respeto”, clamó un platense, quizás enojado porque encima que le tocaba volver a casa, tenía que caminar, bolso en mano, unos cientos de metros hasta el ómnibus.

Una vez en Mar del Plata, los turistas encuentran la ciudad de siempre. Las playas más populares y concurridas siguen siendo la Bristol, Popular y del Torreón, verdaderos hormigueros de sombrillas, perros, reposeras y familias: hace algunos años la ciudad ganó terreno al mar en su costa, y estas playas fueron las más beneficiadas.

En las playas del centro se encuentran los precios más accesibles para comer al paso, con panchos a 80 pesos y la docena de churros a 150. También se puede comprar un vaso de fernet por menos de 100 pesos, y un poderoso combo de waffle más licuado por 200.

También está copada Playa Grande, la elegida por los chicos que rodean las carpas de los balnearios de la zona como si de un bloqueo se tratara: es otra playa bulliciosa, con música y una acumulación de cuerpos cercana al hacinamiento, pero parada obligada, como hemos reportado en días anteriores, para los chicos, de día y de noche.

Quienes quieren un poco más de tranquilidad eligen playas como Varese y La Perla, donde hay carpas desde 1.500 pesos, o viajan hacia el sur, a Punta Mogotes: hace décadas paraje secreto de las familias veraneantes, pero hace años ya que es uno de los sectores más concurridos de Mar del Plata, con muchos servicios para los turistas en los más de 20 balnearios que conforman el complejo de 4 kilómetros.

Mogotes es conocido por su viento (se encuentra expuesto, en la punta), motivo por el cual también es clásico el uso de carpas en los balnearios de la zona (la mayoría no alquila sombrillas, simplemente porque se vuelan). A precios accesibles (el día se puede conseguir por 1.300 pesos en algunas playas), las carpas de Punta Mogotes lucen como en casi ningún lugar de la Costa argentina: llenas.

El recorrido por las localidades balnearias de EL DIA parecía revelar que las carpas, a los precios que se manejaban en localidades como San Bernardo o Pinamar, eran cosa del pasado: los veraneantes elegían llevar sus propias carpas y sombrillas y evitar el alto costo por día del alquiler, en medio de una temporada particularmente gasolera para la mayoría de los turistas. Sin embargo, Mogotes se revela como una excepción, con precios más accesibles y una larga tradición hospedando familias, con muchos turistas que regresan allí como si de un rito estival se tratase.

Claro que viajar hacia el sur tiene sus riesgos: desde las 7 de la tarde, cuando el viento ya es difícil de soportar, comienza el éxodo masivo desde Punta Mogotes, miles de autos viajando en una misma dirección que se suma al flujo que llega de los jóvenes de los balnearios del sur, paradores como La Restinga donde hay una movida juvenil más “cool” y relajada, pero también más exclusiva (hay que llegar en auto) y, por lo tanto, costosa. El resultado es el clásico embotellamiento de la zona, que algunos conocedores esquivan navegando por las calles internas. Muchos se pierden en el intento.

Con el sol en bajada y el viento en subida, los veraneantes se refugian en sus departamentos: un dos ambientes cuesta, siempre dependiendo de ubicación y calidad, un promedio de 22 mil pesos la quincena (el día, arriba de los 2 mil pesos), que marca un aumento de 30% respecto a la temporada anterior (los agentes inmobiliarios respetaron las recomendaciones dadas por el Colegio de Martilleros de no aplicar el 100% de la inflación a los valores del mercado).

Aunque como todo en Mar del Plata, caminando y buscando hay opciones más económicas, más alejadas, más a la izquierda y más a la derecha. Y, como todo en la Costa, los precios de los alquileres, y también todos los mencionados en la nota, subirán automáticamente (entre 10 y 20%) a partir de mañana, con la llegada de los segundos quince días de enero.