La madre de Thomsen renunció a su cargo y el padre dice: “Es una pesadilla”

Ella era secretaria de Obras Públicas de Zárate y él habló con la prensa tras visitar a su hijo en la comisaría. Aseguró que está “destrozado” y negó que hayan planeado matar a Fernando: “Eso es una locura”, opinó

Edición Impresa

A una semana del asesinato a golpes de Fernando Báez Sosa (19) en Villa Gesell, con las ruedas de reconocimiento suspendidas hasta el lunes, los protagonistas del caso que conmueve a los argentinos fueron los padres de los acusados. En particular los del rugbier Máximo Thomsen (20), el más comprometido en la causa por haber sido señalado por varios testigos como autor de las últimas patadas en la cabeza de la víctima; las mortales.

Su madre, que es funcionaria de la municipalidad de Zárate, renunció al cargo, mientras que el padre se confesó brevemente con los medios que lo abordaron a la salida de la comisaría de Pinamar, donde fue a visitar a su hijo: “Es una pesadilla total”, reconoció.

Vestido con una remera azul, anteojos de sol y una gorra, Marcial Thomsen dijo que está “destruido”, que su hijo “está totalmente destrozado” y, en su familia “muertos todos”.

Máximo es uno de los diez rugbiers detenidos desde hace una semana por decisión de la fiscal de Villa Gesell, Verónica Zamboni, quien les imputó el delito de “homicidio agravado por premeditación de dos o más personas” en perjuicio de Báez Sosa a la salida del boliche Le Brique. El hombre enfrentó por primera vez a los medios para negar que haya existido un “plan” para asesinar a la víctima.

“No hicieron ningún plan para matarlo (a Fernando), eso es una locura”, dijo. “Es terrible, es una pesadilla total, hay que seguir trabajando, hay que seguir viviendo”, concluyó visiblemente fatigado.

La madre de Máximo es la arquitecta Rosalía Zárate, secretaria de Obras Públicas de la ciudad bonaerense de Zárate, quien el viernes renunció a su cargo “dada su situación personal”, que hace que “no esté en condiciones de continuar en el cargo”, explicó un vocero de la municipalidad .

El intendente interino, Ariel Ríos “le aceptó la renuncia con acuerdo del intendente Osvaldo Caffaro”, agregó la fuente.

También estuvo ayer en la comisaría de Pinamar la madre de Juan Pedro Guarino, otro de los detenidos en el marco de la investigación por el caso, quien manifestó que su hijo le aseguró que “no estaba en el lugar donde ocurrieron los hechos”.

Entre lágrimas, la mujer expresó que lo único que podía pedir era enviarle el “pésame” a la familia del joven asesinado.

Guarino es uno de los tres rugbiers que por el momento no fueron identificados por ninguno de los testigos en las ruedas de reconocimiento que se llevaron a cabo entre el jueves y el viernes.

Por último, abandonó la comisaría la mamá de Blas Cinalli (18), otro de los que no fue reconocido en las ruedas de presos, pero evitó responder las preguntas de los periodistas.

Separados en dos grupos de cinco, los rugbiers permanecerán alojados en los calabozos de la comisaría de Pinamar hasta el martes, cuando está previsto que terminen las ruedas de reconocimiento y sean trasladados a la Unidad penitenciaria 6 de Dolores, donde ya les asignaron cupos en el sector de alcaidía, separados de la población carcelaria. Por lo pronto, mañana serán llevados de nuevo a la sede de la Secretaría de Seguridad municipal para ponerse detrás de un vidrio, frente a más testigos. Hasta el momento, siete de los diez detenidos fueron identificados en alguna medida como participantes de la golpiza a la que sometieron a Báez Sosa hasta provocarle la muerte (ver aparte).

Desventuras

El padre de Pablo Ventura, el remero que fue detenido en Zárate 12 horas después del crimen de Fernando porque algunos de los rugbiers lo mencionaron apelando a un “latiguillo” que usaban cotidianamente, aseguró ayer que su hijo “volvió a recuperar la sonrisa y a ser el chico que era”.

Luego de dos jornadas de ruedas de reconocimiento en las que Ventura (21) no fue señalado por ningún testigo, su padre José contó que ayer fue “el primer día” de los últimos siete que pudo verlo “recuperar la sonrisa”.

“Lo veo que está perfecto, volvió a ser el chico que era, y yo me siento más tranquilo también”, contó José Ventura, y agregó que igualmente Pablo “es un pibe que está acostumbrado a sufrir por el entrenamiento que tiene con el remo”.

El padre del 11er. imputado también relató que ayer lo llamó por teléfono el papá de Enzo Comelli (19) -apuntado por testigos junto a Máximo Thomsen como quienes atacaron físicamente a Fernando- y que estaba “muy acongojado”.

Explicó José que los abuelos de Comelli eran muy amigos de sus padres, por eso ya lo conocía al hombre, con quien charló “muy poco porque se sentía destrozado por la situación”, pero él le señaló que “habló con los chicos (los diez detenidos) y le dijeron que jamás habían nombrado a Pablo”. Ante eso, José le contestó que descreía de esa versión, porque “alguien lo nombró”.

En cuanto a la semana transcurrida desde la detención de su hijo el sábado pasado, el hombre aseguró que los días no se le “pasaban, eran años”, y que su mujer, que se encuentra en la ciudad de Zárate, “está quebrada totalmente, está realmente muy mal”. Por último, contó que reciben permanentemente muestras de afecto y de “aliento” de los turistas cuando se acercan al centro de Villa Gesell para hacer alguna compra.

“Un imprevisto”

El intendente de Villa Gesell, Gustavo Barrera (Frente de Todos), habló del crimen de Báez Sosa, y aseguró que “ los protocolos (de prevención) estaban, pero fue un imprevisto que sucedió y no se pudo evitar”.

“Esto no quiere decir que hayamos actuado de una manera irresponsable. En este caso había policías, pero no había indicios de que fueran a pelearse. Fernando estaba tomando un helado y lo agredieron sin mediar palabra”, amplió el jefe comunal.

El padre de Pablo Ventura contó que lo llamó el padre de Enzo Comelli, uno de los rugbiers

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE