Otro caso en la lista de asesinatos múltiples

La tragedia en Melchor Romero podría inscribirse en una lista negra de asesinatos múltiples en la Región, que tiene antecedentes en las últimas décadas.

El más reciente de esos, se registró el 27 de noviembre de 2011. En el departamento número 5 del complejo situado en el número 467 de la calle 28, entre 41 y 42, Susana De Barttole (63), su hija Bárbara Santos (29), su nieta Micaela Galle (11) y Marisol Pereyra (35) -amiga de Bárbara- fueron asesinadas a golpes y cuchilladas.

Todas fueron asesinadas en distintos ambientes de esa vivienda, por una lluvia de puñaladas y golpes que le fueron adjudicados al albañil Javier “Hiena” Quiroga. El 18 de julio de 2014 fue condenado a cadena perpetua. El otro imputado, Osvaldo “Karateca” Martínez -ex pareja de Santos-, fue absuelto. Dos años después, el Tribunal de Casación Penal bonaerense confirmó la sentencia.

Cuatro años antes, el 19 de octubre de 2007, los oficiales Alejandro Vatalaro (27) y Ricardo Torres Barboza (26) y el sargento Pedro Rodolfo Díaz (45) fueron asesinados en la planta transmisora de la Policía, situada en Barrio Aeropuerto.

La explicación de sus muertes y el ensañamiento sobre sus cuerpos, cada uno con decenas de puñaladas y varios tiros, están entre los interrogantes que perduran. Los jueces del Tribunal Oral Criminal Nº 2, Claudio Bernard, Silvia Hoerr y Liliana Torrisi lo circunscribieron al robo de pertrechos para el delito. Por el caso, fueron condenados a perpetua el ex policía Marcos Casetti (29) y Mariano Ezequiel Filippi Medina (29).

También fue condenado a reclusión perpetua el odontólogo platense Ricardo Barreda por el asesinato de su esposa, Gladys McDonald; sus dos hijas, Cecilia y Adriana Barreda; y su suegra, Elena Arreche.

LE PUEDE INTERESAR

El estupor del fiscal, el chico de los cuchillos y preguntas sobre una masacre a la madrugada

LE PUEDE INTERESAR

Los vecinos oían discusiones y hablan de tensiones de familia

Todo ocurrió en la casona que compartían en 48 entre 11 y 12. La masacre ocurrió el 15 de noviembre de 1992.

Tras esa masacre, el profesional, que tenía el consultorio en esa casa, se fue a pasar la tarde con su amante. Estuvieron en un hotel alojamiento y comieron juntos. Hoy, la casa en estado de abandono, en medio de un litigio por la propiedad, es un símbolo del horror de la violencia.