Sandro: la leyenda continúa

A diez años de su partida, el “Elvis argentino” sigue vivo en los corazones de sus fans, gracias a canciones que lograron traspasar generaciones, incluso, tras su muerte

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El recuerdo de Sandro sigue intacto a diez años de su partido, aniversario que se cumple hoy.

Roberto Sánchez -tal cual era su verdadero nombre- fue uno de los máximos exponentes de la música de nuestro país y del continente que transitó desde el rock a la balada romántica, convirtiéndose en el “Elvis argentino”.

Su voz, sus movimientos y sus clásicos gestos permanecen en el corazón de sus fanáticos, y sobre todo de sus “nenas”, como él mismo llamaba a sus más fieles seguidoras.

En un día como hoy, pero de 2010, Sandro de América fallecía en el Hospital Italiano de Mendoza a causa de una infección que contrajo luego de someterse a un doble trasplante de corazón y pulmón, que era su última alternativa para su largos años de padecimiento por un enfisema pulmonar.

Con once discos de oro, un Grammy latino a su carrera en el año 2005 y con la gratificación de haber sido el primer destinatario (en 1999) del Premio Gardel de Oro, Sandro fue artífice de su propia carrera artística que arrancó en los años 60 y no se detuvo.

orígenes

Roberto Sánchez Ocampo llegó al mundo un 19 de agosto de 1945, en la Maternidad Sardá de la Ciudad de Buenos Aires. Su infancia, su adolescencia, sus primeros pasos en la música los vivió en una vivienda humilde en Valentín Alsina, donde -según él mismo relata en un documental- compartía el baño con otras familias.

Hijo de Vicente Sánchez e Irma Nydia Ocampo, quiénes lo habían querido llamar “Sandro”, pero las autoridades del Registro Nacional de las Personas no lo permitieron, es por eso que luego adoptó ese nombre artístico.

Su admiración por Elvis Presley era de larga data y solía imitarlo. Por eso, cuando su maestra de 6° grado lo invitó a participar del acto escolar del 9 de julio de 1957 representando al “Rey del Rock and Roll” no dudó en aceptar. La ovación del público que fue tal que despertó su vocación por la música.

A pesar de que luego abandonó la educación secundaria, “era muy leído e instruido”, precisa Gabriela Guiñazú, autora de una biografía del cantante. Coincide con la escritora Pablo Ferraudi, hijo de su única esposa Olga Garaventa (con quien contrajo matrimonio legalmente en 2007), que asegura que con Sandro se podía hablar “de fotografía, fútbol o autos”.

El cantante nunca abandonó “sus orígenes humildes” y estableció su residencia en la localidad de Banfield, lejos de otras zonas más “pudientes” de la ciudad. A esa famosa casa acudían religiosamente sus “nenas” cada vez que el artista celebraba un nuevo aniversario de vida. A pesar de que era muy cuidadoso de su intimidad, las recibía en su mansión, salía a saludar e incluso invitaba a algunas seguidoras de confianza a entrar a su hogar.

Fenómeno

Luego de sus inicios rockeros junto al grupo Los de Fuego -que se caracterizaron por sus frenéticos bailes- su consagración llegó como intérprete romántico. Hay un hito en su carrera que no pasa desapercibido: Sandro fue el primer latinoamericano en llegar al Madison Square Garden de Nueva York.

El 11 de abril de 1970, cuando el reloj estaba cerca de las 22 horas, Cacho Fontana presentaba en el mítico estadio a “El ídolo de América: Sandro” ante un público conformado por más de 5 mil personas. Ese recital fue emitido en vivo y en directo por Canal 9 para toda la Argentina y se convirtió en la primera transmisión que se realizaba vía satélite de un show musical en vivo y en el mundo entero.

Su figura continuó acrecentándose y hasta hoy su legado artístico sigue vigente, con más de 52 álbumes y clásicos atemporales cuasi innumerables. Algunos, sólo algunos de ellos, son: “Porque yo te amo”, “Rosa, Rosa”, “Dame el fuego de tu amor”, “Tengo”, “Quiero llenarme de tí”, “Penumbras”, “Trigal” y “Una muchacha y una guitarra”.

A estos sucesos del cancionero popular argentino hay que añadirles las 16 películas que protagonizó, comenzando por “Tacuara y Chamorro, pichones de hombre” que se filmó en 1966 en Santa Fe.

“Fue una revolución cultural”, afirma el actor Fernando San Martín, que interpretando a Sandro sobre las tablas desde el año 2003. Para él, “El Gitano” (apodo que adquirió por los orígenes de su abuelo paterno) es junto a Carlos Gardel y Charly García parte de “el ADN musical argentino”.

También a criterio de la biógrafa Gabriela Guiñazú, Sandro ostenta el récord de mayor número de presentaciones en el Teatro Gran Rex de Buenos Aires: 40 veladas en 4 meses.

Grandes pasos

El éxito que adquirió con Los de fuego durante la década del 60 le sirvió para respaldar al incipiente movimiento del rock argentino, con el que colaboró al asociarse con otros artistas para regentear La Cueva, el mítico reducto que vio pasar a las primeras figuras del género (Javier Martínez, Billy Bond y Pappo).

Durante esos años Sandro tomó la decisión de despedirse de sus cueros y se enfundó en el smoking (que luego cambió por la bata roja) para abocarse de lleno a la canción romántica, una faceta en la que se destacó como autor, además de proyectarse a nivel internacional. Sus aires de galán y de seductor alcanzaron niveles inimaginables y pese a identificarse como un ser reservado, muchas mujeres pasaron por su vida: María del Pilar García (conocida como Tita Russ y ex esposa de Alberto Olmedo). Luego llegó su colega María Martha Serra Lima, apuntada como “la tercera en discordia” en el vínculo entre Sandro y Tita.

Con María Elena Fresta el artista compartió dos décadas de su vida y la mujer se ocupaba de todo lo relacionado al cuidado de Nina, la madre del artista que murió en 1992.

El más conocido y que sorteó ese enigma que solía acompañar a su figura fue el vínculo con su viuda Olga Garaventa. “Un amor de esos que vienen sin aviso”, había confesado el propio cantautor que selló sus sentimientos con una boda en el 2007. “Olga fue la mujer de quien más habló el Gitano y la que lo puso lejos de Sandro y cerca del hombre”, precisó la periodista Guiñazú.

No podían faltar los rumores de affaires con famosas y siempre estaban relacionados a las duplas cinematográficas que conformaba. Primero se habló de la mexicana Irán Eory (trabajó en el filme “Muchacho” de 1970), luego de Cristina Alberó (“Destino de un capricho”, en 1972), hasta con la propia Susana Giménez (“Tú me enloqueces”, en 1976) y con Soledad Silveyra (“Quiero llenarme de ti” y “Gitano”, 1969 y 1970).

De regreso a su carrera musical, participó en la versión libre que Charly García y Pedro Aznar hicieron del tema “Break it all”, de Los Shakers, en el disco “Tango 4” y se cruzó con el grupo de rock pesado Riff en el programa televisivo “Querido Sandro”, de 1990 (por Canal Trece) rememorando su estirpe rockero.

Esta reivindicación de su género de origen también generó la grabación de “Tributo a Sandro. Un disco de rock”, una placa que salió en 1999 y de la cual participaron bandas como Divididos, La Bersuit, Los Fabulosos Cadillacs y Los Caballeros de la Quema, versionando sus clásicos.

Murió el 4 de enero de 2010, a los 64 años, dejando un gran vacío y volviéndose leyenda

 

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