Juan Minujín: en las profundidades de un personaje polémico

Dice Juan Minujín que el “hallazgo” de “Los dos Papas” -película de Fernando Meirelles, protagonizada por Jonathan Pryce y Anthony Hopkins que se puede ver en Netflix- es “no evadir los años más controversiales de Bergoglio” sino, por el contrario, “atravesarlos valientemente” para, apoyándose en eso, “hablar del cambio interior que él tuvo”.

El actor de 44 años es en la película un joven Jorge Bergoglio, antes del llamado de Dios y durante sus polémicos años como líder jesuita en la década del 70.

Minujín, que atraviesa un gran presente profesional, con importante presencia en cine (el año pasado protagonizó la elogiada “Las buenas intenciones”), en televisión (será parte de “El Marginal 4” y de la nueva ficción de Telefé) y teatro (hace temporada de verano en la cartelera porteña con “La verdad”), aseguró en diálogo con EL DIA que la cinta del director brasileño de “Ciudad de Dios”, basada en un guión de Anthony McCarten, narra “el viaje interior de un ser humano que tiene contradicciones y que se arrepiente de muchas cosas” de su pasado.

Ese cambio es graficado en la película no solo con hechos sino con la decisión de incluir dos actores, de marcada diferencia generacional, y sin ningún tipo de parecido físico.

La idea del realizador no era construir patrones gestuales ni corporales entre Minujín y Pryce. El director quería acentuar esas diferencias como una metáfora del cambio interno que experimentó Bergoglio, tras su exilio en Córdoba, en donde pareció volver a “reconciliarse” con Dios.

“Fernando tenía mucho la idea de que prácticamente eran dos personajes separados: por eso trabajamos a Bergoglio por un lado y al Papa, por otro. Porque toda la gente que lo conoció acá (en Argentina) notó mucho ese giro grande que tuvo”, explicó.

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Para el actor, detrás de “Los dos Papas” se esconde un mensaje profundo, de esperanza y tolerancia.

“Me parece que en un momento donde en el mundo en general hay una cosa tan polarizada y tanto enfrentamiento y poca escucha, esta película se apoya en unir: dos personas, una pensando mucho más progresivamente que otra, encuentran puntos en común en donde pueden encauzar algo juntos”, analizó.

MUCHOS DESAFÍOS

Fueron varios los desafíos que atravesó el también realizador (“Vaquero”, también disponible en Netflix) a la hora de ponerle el cuerpo a este proyecto.

El más importante, sin dudas, fue interpretar a una figura religiosa sin haber tenido él alguna experiencia. En este punto mucho lo ayudaron las entrevistas que, junto al director, realizaron a diferentes personas que habían trabajado con Bergoglio, como el Padre Octavio por ejemplo, que se transformó en asesor permanente durante el rodaje, sobre todo en cuestiones relacionadas al protocolo eclesiástico.

Para Minujín, cara reconocible en la ficción argentina de los últimos años, este proyecto implicó su primera incursión en la interpretación de un personaje real que, además, no era cualquier personaje real sino el argentino vivo más importante del mundo.

¿Fue eso una presión? Dijo, en este sentido, que al principio sí la sintió, inconscientemente. Pero luego sus músculos y su cabeza se fueron relajando y, con la ayuda del director, se fue sintiendo tan liviano como el aire.

Las apariciones de Minujín en el relato aparecen mediante flashbacks con los que Meirelles graficó los recuerdos de Bergoglio. “Con lo cual eso da una licencia importante”, expuso el actor, al que se nota muy orgánico en el relato, en el que tiene a su cargo las escenas de mayor tensión dramática.

Ser parte de esta experiencia cinematográfica, a la que los Globos de Oro le dieron recientemente la espalda pero con la que Netflix guarda esperanzas de llegar a los Oscar, lo llevó a conocer de cerca a Bergoglio e, incluso, a cambiar la opinión que tenía sobre él.

“Es alguien que siento que pudo leer muy inteligentemente cuáles eran los cambios que estaba demandando la sociedad en términos de cambio climático, refugiados, países pobres endeudados y otros temas sociales… En ese sentido, me cambió la mirada. No sólo como figura de la Iglesia católica sino como líder internacional”, opinó.

Pero sin lugar a dudas lo más interesante de este proyecto fue, para Minujín, ser parte de este talentoso triángulo que conformaron el director brasileño, Fernando Meirelles, a quien dijo admirar desde siempre, y los protagonistas: los galeses Jonathan Pryce y Anthony Hopkins.

Aunque no comparte escena con ninguno de los dos, contó que tuvo muchos encuentros con Pryce, a quien ayudó con la fonética.

En el filme, Pryce le da vida al Papa argentino por lo que su acento no podía, bajo ninguna circunstancia según el realizador, tener acento galés.

“Jonathan quería ser muy preciso con el acento argentino. Entonces, yo trabajé con su coach de acentos y grabé todas las líneas en inglés con acento argentino para que él tuviera eso de referencia”, contó Minujín, sobre su trabajo extra en el filme.

Sobre sus encuentros con el actor que le dio vida al temible Gorrión Supremo en “Game of Thrones”, sostuvo que “es una persona muy humilde, simpática, accesible”, y dijo que fue “muy enriquecedor ver cómo encara un proceso creativo él”.

Para Minujín, haber sido parte de una película de “semejante envergadura” marca un hito en su prometedora carrera escénica.

Minujín grabó todas las líneas en inglés de Pryce para ayudarlo con el acento argentino

“En un mundo tan polarizado, esta película se apoya en personas que, pensando diferente, encuentran puntos en común”