El Estadio Nacional y el recuerdo de la época oscura

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Entre los goles de la ‘Roja’ y los horrores de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), el estadio Nacional de Santiago escribió ayer un nuevo capítulo en su historia y en la de Chile, como el centro de votación más grande de un país que decide si cambia su Constitución.

La casualidad podría hacer que lo que en septiembre de 1973 el régimen cívico-militar convirtió en el mayor centro del terror del país, donde pasaron unos 40.000 detenidos, acabe siendo el cementerio donde se entierre de manera simbólica la Carta Magna creada en 1980 en plena dictadura.

Tras 40 años rigiendo la vida de Chile, la Constitución actual parece tener sus días contados.

En los accesos al estadio, justo al otro lado de la pared de lo que entonces fueron los calabozos donde prisioneros de la dictadura dormían hacinados, 30 años de democracia después 162 mesas electorales esperaban a los más de 50.000 votantes llamados a sufragar en este local, el más grande de todo el país.

Las tribunas actuales de la cancha, en la que juega como local el equipo chileno de la Universidad de Chile y la selección nacional, han sido testigo de alegrías y gestas deportivas sin parangón para el país, como la Copa América conseguida por la ‘Roja’ en 2015 tras vencer a Argentina en la final y levantar el primer título internacional de selecciones y que puso en pie a un país entero.

También conciertos multitudinarios como el de la banda chilena Los Prisioneros en 2001 o el del británico roquero Rod Stewart en 1989 con decenas de miles de asistentes.

Pero hay una parte de la gradería, en un fondo, con bancos de madera desconchada y medio corroída, rodeados de alambradas, que perduran de aquella época oscura. Bancos donde los prisioneros de Pinochet sufrían los horrores de la dictadura y que hasta hoy recuerdan a las más de 3.200 víctimas del régimen con la frase: “Un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro”.

“Este lugar tiene mucho dolor y si ese dolor pudiese ser parte de esta historia sería precioso en el fondo. Sería muy lindo que aquí se congregara finalmente un cambio y nuevos aires”, afirmó Belén Hinojosa, apoderada de la opción “Apruebo”, justo antes de que comiencen a llegar los primer votantes.

En tanto, Elías Pérez, un psicólogo de 39 años, destacó que “poder ejercer el voto en un espacio de profundo dolor donde hubo violaciones sistemáticas a los derechos humanos de muchos compatriotas y poder en este mismo espacio generar este cambio es una manera simbólica de rendirles honor y tributo a todos ellos que ya no están con nosotros”, explica. (AFP)

 

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