Tras 70 años de la ocupación china, el Tíbet aún resiste
Edición Impresa | 7 de Octubre de 2020 | 02:34

Hasta fines de la década de 1940, el Tíbet –limítrofe con China- era una nación budista independiente en el Himalaya que tenía poco contacto con el resto del mundo. Este territorio salpicado de lagos de un azul increíble y monasterios colgando de las laderas, existió como un rico depósito cultural de las enseñanzas del budismo. La religión fue un tema unificador entre los tibetanos, al igual que su propio idioma, literatura, arte y visión del mundo desarrollados al vivir a gran altura (de ahí el nombre de “techo del mundo”), en condiciones difíciles, y en equilibrio con su entorno.
Tras la II Guerra Mundial, China atravesó una guerra civil en la que se impuso el Partido Comunista de Mao Tse-tung para proclamar, en 1949, la República Popular de China. Durante la conflagración, el Tíbet había tenido un estatus algo ambiguo: aunque de hecho era independiente, China lo consideraba una región más de su territorio nacional. Occidente mantenía relaciones comerciales directas con el Tíbet, si bien aceptaba la soberanía china.
PUNTO DE INFLEXIÓN
El 7 de octubre de 1950, el Ejército chino invadió la región, cuyos habitantes se dedicaban mayormente a la agricultura y crianza de animales. Ese año, el XIV Dalai Lama (tal el nombre del líder espiritual del budismo tibetano), Tenzin Gyatzo, asumió con apenas 15 años la Jefatura de Estado.
Tras derrotar al pequeño ejército tibetano y ocupar la mitad del país, el gobierno de Mao impuso el “Acuerdo de 17 puntos para la liberación pacífica del Tíbet” al gobierno tibetano en mayo de 1951. Debido a que fue firmado bajo coacción, el pacto no tenía validez bajo el derecho internacional. La presencia de 40.000 soldados en el Tíbet, la amenaza de una ocupación inmediata de Lhasa (la ciudad capital), y la perspectiva de la destrucción total del estado tibetano dejaron a su gente con pocas opciones.
A medida que la resistencia a la ocupación china crecía, sobre todo en el este del Tíbet, la represión china, que incluyó la destrucción de templos y el encarcelamiento de monjes y otros líderes comunitarios, aumentó de forma dramática. En 1959, el levantamiento popular culminó con marchas masivas en Lhasa. Cuando China aplastó la rebelión, ya habían muerto 87.000 tibetanos solo en la región de Lhasa, y el Dalai Lama había huido a la India, donde ahora es, a sus 85 años, el máximo referente del Gobierno tibetano en el exilio. Rodeado de más de 100.000 compatriotas refugiados, el Dalai Lama ejerció el liderazgo político hasta 2011, cuando lo cedió al actual jefe, Lobsang Sangay.
UN ESPÍRITU QUE RESISTE
¿Por qué el enorme interés chino en este territorio? La importancia estratégica del Tíbet reside en su situación geográfica -a más de 4.000 metros de altitud, se interpone entre China y su rival indio- y en sus recursos naturales. El territorio es fuente de los principales ríos asiáticos, incluidos el Yangtsé y el Mekong, y por tanto valiosa fuente de energía del gigante asiático. Se estima que su subsuelo almacena unas 3.000 reservas minerales (las más grandes de cobre y cromo), vitales para China.
La invasión china arrasó con casi todo, pero no pudo aniquilar el espíritu del pueblo tibetano de resistir la destrucción de la identidad nacional. Se estima que 1,2 millones de tibetanos murieron (más de una sexta parte de la población) como resultado de la ocupación.
El reasentamiento de chinos en el Tíbet generó un fenómeno particular: en algunas provincias, los colonos chinos superan en número a los tibetanos 7 a 1. El aborto forzado, la esterilización de mujeres tibetanas y el traslado de ciudadanos chinos de bajos ingresos amenazan la supervivencia de la cultura única del Tíbet. El chino es el idioma oficial y, en comparación con los niveles anteriores a 1959, solo uno de cada 20 monjes todavía puede realizar sus prácticas religiosas, bajo la supervisión del gobierno de Beijing. Se destruyeron hasta 6.000 monasterios y santuarios. Aparecieron las hambrunas, los recursos naturales están devastados y la vida silvestre se ha agotado hasta la extinción. La cultura tibetana está cerca de ser erradicada allí, según lo denuncia desde el exilio el propio Dalai Lama (85), premio Nobel de la Paz en 1989.
600 El emperador tibetano Songtsen Gampo unifica los territorios que hoy conforman el Tíbet.
600-700 El Imperio Tibetano se expande por el subcontiente indio, China, Birmania, Nepal y Bhutan.
1200 Genghis Khan inicia la expansión del Imperio Mongol.
1279 El Imperio Mongol invade el Tíbet.
1378 Caída del Imperio Mongol.
1391 Nacimiento del I Dalai Lama, Gendun Drup.
1578 Sonam Gyatzo es el primer líder espiritual reconocido oficialmente por los mongoles, que profesan el budismo, y el primero en recibir la designación de Dalai Lama, aunque es considerado el III Dalai Lama.
1720 Primeros reclamos de China sobre la soberanía del Tíbet.
1910 La China imperial de la dinastía Qing invade el Tíbet.
1911 Caída del último emperador, Pu Yi, tras la revolución de Sun Yat-sen, considerado el padre de la patria china.
1913 El XIII Dalai Lama, Thubten Gyatzo, proclama la independencia del Tíbet.
1935 El XIII Dalai Lama se reencarna tras su muerte, según la tradición budista, en Tenzin Gyatzo.
1940 Tenzin Gyatzo es proclamado oficialmente XIV Dalai Lama.
1947 Independencia de India y Pakistán. La Gran Bretaña desaparece de la región y el Tíbet pierde su protección.
1949 Proclamación de la República Popular China.
7-10-1950 La China de Mao invade el Tíbet y reclama el territorio como provincia.
1951 Se firma el “Acuerdo de 17 Puntos” entre China y el Tíbet. El territorio será gobernado en conjunto por Beijing y Lhasa (capital del Tibet).
1959 China reprime con violencia una gran revuelta tibetana. El 17 de marzo de ese año, el Dalai Lama huye a India, donde se forma el Gobierno tibetano en el exilio. China organiza la llamada “reforma democrática” del Tíbet. La ONU realiza su primera denuncia contra la agresión china al Tíbet.
1965 Se constituye la Región Autónoma del Tíbet (TAR), bajo dominio chino. Ese estatus sigue hasta ahora, en medio de reclamos de mayor independencia de Beijing.
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