Un mal de época: llega el calor y se multiplican las “dietas milagrosas”
Edición Impresa | 14 de Noviembre de 2020 | 02:18

El verano ya asoma a la vuelta de la esquina y, como ocurre siempre en esta época del año, querer bajar de peso lo antes posible se convierte en una obsesión de muchos, más aún en un año que, por la cuarentena y el aislamiento, fueron varios los que ganaron durante el invierno unos cuantos kilos que ahora buscan perder. Pero se sabe: lo que brilla no siempre es oro y las dietas que prometen resultados milagrosos generan peligrosas consecuencias para la salud.
“Este tipo de dietas mágicas empiezan a aparecer en primavera y son muchos los que nos consultan por su efectividad”, apunta la nutricionista Luciana Sorino, para quien lo más preocupante es que, en tren de compartir tips e información, “mucha gente las aconseja o las hace circular como si fuesen saludables cuando, en realidad, lo único que generan es daño”.
Hay algo en el que todos los nutricionistas coinciden: el hada madrina del adelgazamiento no existe. Y las “dietas milagro”, apuntan, de milagro tienen poco y nada. La preocupación de los expertos no es nueva pero se acrecienta con los primeros calores del año. Y no es capricho: cada vez son más las dietas que, ayudadas por la difusión que consiguen a través de internet, prometen una pérdida abrupta de peso en pocos días.
Este tipo de planes alimentarios que prometen resultados milagrosos incluyen desde regímenes restrictivos hasta la privación de ciertos grupos de alimentos, por lo que no producen más que deficiencias orgánicas, pérdida excesiva de líquido y masa muscular y cansancio. Además del conocido “efecto rebote”, que hace que los kilos se recuperen con la misma velocidad con los que se lo perdió.
Algunas, incluso, ofrecen una alimentación basada en proteínas. Otras tienen su clave en la prohibición de comer carnes, huevos, lácteos y derivados. Sea una o la otra, todas generan alarma entre los expertos en nutrición, muchos de los cuales aseguran que el tema no es moda sino una tendencia que crece y preocupa.
“La persona que quiere adelgazar no tiene que buscar milagros sino técnicas de alimentación que pueda adaptar por el resto de su vida -apunta el nutricionista platense Norberto Russo-. El problema es que a veces el paciente viene a buscar la droga milagrosa, pero esa droga no existe”.
Para el especialista, que remarca que no se puede seguir una dieta sin antes consultar a un profesional, en el caso de estos planes que prometen bajar muchos kilos en poco tiempo se trata de recetas peligrosas que derivan en una pronta recuperación del peso que se había perdido.
Según Noel Argüello, en tanto, especialista en sobrepeso y obesidad, la búsqueda constante de bajar rápido de peso sin importar futuras consecuencias “no hace más que potenciar el incremento de cuentas de redes sociales que ofrecen soluciones mágicas. El peligro de esto es que esos usuarios, que crecen a pasos agigantados, son administrados por personas que no están capacitadas y carecen de una matrícula que avale el ejercicio de vender planes de alimentación. Estas cuentas prometen a las personas adelgazar de manera rápida y fácil, sometiéndose a un déficit calórico. Si observamos el perfil de cada uno, en su mayoría no cuentan con imágenes propias. Son posteos y recetas copiadas de profesionales. El riesgo de seguir estas cuentas fake es creer en falacias y mentiras alimentarias”.
Los ejemplos que empiezan a florecer con los primeros calores son varios y para todos los gustos: la dieta de la manzana, el método Dukan, la KE o el ya célebre plan Montignac, basado en una alimentación con proteínas y grasas que evita la ingesta de ciertos hidratos de carbono y el alcohol durante las primeras semanas. Su plan es similar a la fórmula Atkins, otra de las dietas que ganan seguidores en todo el mundo, y ambas comparten además casi el mismo cuestionamiento: su dudosa efectividad a largo plazo y sus posibles -y peligrosos- efectos secundarios.
Según los especialistas, se trata de dietas hiperproteicas que no tienen nada de novedoso pero sí mucho marketing. “Algunas de las ideas que instalan -explica Argüello- son que el jugo de limón desintoxica o depura, la fruta por la noche y beber agua en la comida engordan, las dietas de jugos o caldos son las más eficaces o indican que tomar agua de limón en ayunas ayuda a eliminar grasa. Lo cierto es que son todas creencias erróneas”.
Los expertos coinciden en que, más que una “dieta milagrosa”, lo mejor es cambiar de hábitos y seguir estos tips saludables:
• Transformar el entorno. Hacerlo más saludable y libre de tentaciones.
• Comer solo un plato, lo justo y necesario.
• Cambiar la rutina, moverse más de lo habitual.
• Empezar a ser consciente en el acto de comer.
• Cambiar el chip. Deja de pensar que para perder peso hay que matarse de hambre y renunciar al placer.
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