Muerte y dolor en Berisso: “Nunca lo vi tan bien conmigo, tan cariñoso”

Solange Piñero llevaba varios años con Federico Kuczkho, el joven cuyo cuerpo apareció calcinado en 17 y 173, tras varios días de ausencia. Según la investigación, se suicidó. La mujer relató los últimos días de la pareja

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El 27 de octubre, Federico Kuczkho se levantó temprano a la mañana como tantos otros martes para ir a trabajar. Tenía pensado, después de hablar con su pareja Solange Piñero (22), que esa fuera su última jornada laboral. La idea era pasar a trabajar en el mismo lugar en el que lo hace la joven, en City Bell, porque la paga era mejor. Fue hasta la cocina de la casa situada en 17 entre 155 y 156 a preparar el desayuno para ambos, pero la abuela de Solange ya tenía listos dos licuados y le ganó de mano. Conversaron unos minutos y cuando ella se levantó para tomar el colectivo, Federico la despidió como siempre: “Nos vemos a la tarde en plaza Moreno -siempre se encontraban a las 17.30 ahí porque compartían el teléfono celular-”. Ese martes fue como cualquier otro. El lunes había tenido franco y quiso ir a comer con sus padres, que viven a pocas cuadras, en 17 y 160. Llevó a su hija, pero no los encontró.

Al regresar fue con su novia y la pequeña a un supermercado del barrio a comprar “papitas Pehuamar y Coca Cola”, una combinación a la cual “era adicto”, según le contó Solange a EL DIA. Pilar, su mamá, aseguró que “Fre”, como le decían, “estaba en su mejor momento y ellos estaban muy bien”, después de una breve separación que habían tenido el año anterior. Por eso, explicaron entre lágrimas, “no entendemos lo que pasó”.

A las 8.55 salió de la casa de sus suegros. Llevaba una mochila, vestía un jean y un buzo gris. La cámara de una vecina lo toma a esa hora en la esquina de 17 y 156. “Yo me fui a trabajar primero, él entraba a las 10.45 y me dijo que primero pasaba por lo de sus padres para ducharse”, recordó la chica.

El cuerpo de Kuczkho fue hallado en 17 y 173 el 31 de octubre. Lo encontraron dos albañiles y estaba “en un lote baldío, calcinado, con un bidón de nafta lleno y otro vacío a su lado”, conforme indicó el reporte policial. Ese informe contiene además otros detalles que chocan con la versión idílica que relataron Solange y Pilar: “Vivía con ella por compromiso”, le habría contado una familiar directo de Federico, a las autoridades. En ese marco, creen que éste “colapsó” al tomar conocimiento de que venía en camino un nuevo hijo.

“UNA RELACIÓN CONFLICTIVA”

El día de su desaparición, Kuczkho se fue a bañar al domicilio de sus padres. Presuntamente, allí guardaba los dos bidones que había comprado con anterioridad y que cargó hasta su destino final. Cámaras municipales lo toman por última vez en 18 y 160. Su madre hallaría el 28 de octubre, dentro de una bolsa tirada en la habitación del muchacho, los rótulos de los envases de plástico que contenían el combustible.

Partió apurado de su hogar, pero nunca llegó al restaurante en el que “estaba a prueba”, según le dijo a la Policía el propietario del lugar.

La Policía lo buscó y lo mismo hicieron sus dos familias. Pegaron carteles, acudieron a las redes sociales y a los medios de comunicación.

A pesar del contraste entre las declaraciones de su pareja y de su hermano, todos coinciden en que nadie se esperaba lo que terminó por ocurrir. La sorpresa y el dolor es compartida.

Una semana antes de tomar la drástica decisión, Federico charló con su hermano en la casa de su madre. Su familiar no notó “nada raro en él, ni que estuviese deprimido o preocupado”, se indicó en el informe policial al que accedió este diario. Sin embargo, de la intimidad de esa familia surgieron otro datos: que la pareja tenía “una relación conflictiva en la que iban y venían” y que Federico mantenía el vínculo “con Sol por compromiso, ya que la situación no daba para más; ella lo manejaba, le controlaba sus redes sociales y le había roto como dos celulares”, declaró un familiar ante los policías del caso.

Así las cosas, se calculó que “Fede terminó colapsando, más si venía en camino otro hijo”, reproduce el informe policial.

El año pasado se separaron -“en buenos términos”, aclaró Solange- porque Fre necesitaba su propio espacio. Como vivían desde el comienzo de la cuarentena en la casa de la madre de la joven, la intimidad era tan necesaria como inexistente. “Nunca dejamos de ser buenos amigos, de mantener el vínculo, porque tenemos una nena y el siempre fue un excelente papá”, remarcó ella entre lágrimas.

Se conocieron “en el último año de un taller, en 2013. No teníamos tanto trato en ese tiempo, pero eso cambió cuando salimos de la Anexa y entramos al Colegio Nacional los dos a la misma división”. En 2015 formalizaron una relación de noviazgo que había comenzado como una amistad y poco tiempo después nacería la hija de ambos.

“Siempre nos la rebuscamos, nunca tuvimos demasiada plata. Por eso, empezamos a construir arriba de lo de mi abuela, para tener nuestro espacio. Nunca lo vi tan bien como ahora conmigo, muy cariñoso, más todavía que en el primer embarazo”, destacó Solange.

Y culminó: “Él era un muy buen pibe, tímido, le costaba confiar en la gente y se guardaba lo que sentía. Yo lo busqué a él, le pregunté si quería venir con nosotros porque lo vi sentado solito...”.

 

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