La noche de furia en 7 y 99: tiros y un herido en un barrio "sitiado" por motochorros

Un hombre de 44 años fue atacado por dos ocupantes de una moto que lo balearon para quitarle la suya. Le dispararon en la pierna y en el tórax, cuando buscó refugio en una estación de servicio de 7 y 99. Está internado

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MARCELO CARIGNANO

mcarignano@eldia.com

En las imágenes que tomaron las cámaras de seguridad de la estación de servicio situada en 7 y 99, se observan un conjunto de situaciones que explican al detalle lo que ocurre desde hace meses en la Ciudad. El miércoles por la noche un hombre de 44 años fue baleado en esa esquina. El botín fue su moto, una Honda Twister negra que probablemente sea utilizada para cometer otros ilícitos.

La filmación del hecho y el relato de vecinos y trabajadores de la zona reafirma lo que se dijo al principio: todo lo que rodea al caso es significativo y cada secuencia confluye para cerrar un nuevo episodio de inseguridad. Los fotogramas muestran a un patrullero que pasa por la gasolinera segundos antes del atraco, a los delincuentes (uno con una mochila de Rappi, una App para celulares de delivery) que persiguen a su presa varias cuadras, a un hombre que escapa de la escena sin intentar ayudar a la víctima, la impunidad de los asaltantes para tirar a quemarropa, a un policía que arriba una vez consumado el robo y permite que nuevos clientes caminen y estacionen sus vehículos sobre las pruebas del delito. Y, en ese marco de impotencia e impericia, un perro que se acerca a la mancha fresca de sangre para lamerla, olfatear el aire con restos de pólvora y mover la cola ante la llegada de un desconocido.

“Te ven solo y fuiste, se te van encima”, aportó ayer por la tarde Rodrigo, uno de los playeros. Su compañero, en tanto, fue más exhaustivo en su análisis y refirió que “a las 5, 5.30, ya empezás a ver a los pibitos en motos cruzar la 7 en busca de algún desprevenido. La van siempre contra los laburantes que están esperando el colectivo en las paradas, y lo mismo pasa en (la avenida) 13”.

“UN PIBE LABURANTE, DEL BARRIO”

Los tres protagonistas principales de esta historia entraron en la playa de la expendedora de combustible a las 23.40. Todavía quedaba el conductor de una Ford Ranger blanca que había cargado instantes previos. La caravana -con el damnificado al frente y ladrones detrás- llegó desde 7 y 98, dobló en 99 y entró al sector de surtidores. El empleado había entrado en la oficina para anotar la venta reciente en la planilla, por lo que sólo vio el final del drama.

Las dos motos detuvieron su marcha casi sobre la vereda que da a calle 7 y el acompañante de la que iba tripulada por dos, disparó dos veces. Un proyectil impactó en la pierna izquierda y otro en el pecho del hombre de 44 años, que tiró el rodado y se alejó renqueante. El piloto de la Ranger dio marcha atrás y se fue. Los tres recién llegados quedaron solos.

“A las 5 ya empezás a ver a los pibitos en motos cruzar la 7 en busca de algún desprevenido”

Rodrigo Playero de 7 y 99

“Conocemos de vista al muchacho, porque es del barrio. Es cocinero, un laburante”

Rodrigo Playero

 

Entonces el agresor tomó la moto descartada, blandió de nuevo la pistola hacia la víctima y amenazó con ejecutarlo. Por alguna razón no lo hizo. En cambio, accionó el acelerador de la Honda robada y escapó hacia 600 con su compinche -en otra tipo enduro-, que observaba el desenlace desde el asiento. Se perdieron en la oscuridad, a pesar de que al menos dos móviles de la policía pasaron por el sector poco después.

El herido pidió ayuda y el playero salió de la cabina. Hasta ese momento creyó que las detonaciones provenían de motos “tirando cortes” con el escape, algo que sucede con frecuencia en el barrio. Llamó al 911 mientras intentaba tranquilizar al baleado, que yacía en el piso con tres agujeros en el cuerpo. El plomo del proyectil que le atravesó la pierna izquierda quedó tirado junto a dos casquillos calibre 9 mm, al lado de uno de los surtidores.

Un efectivo policial fue el primero en arribar al llamado de auxilio. Escopeta en mano, recorrió el lugar. La ambulancia tardó un poco más; en ese lapso apareció el perro negro y unos cinco clientes que cargaron combustible y conversaron en el mismo espacio en el que había sucedido la balacera.

Finalmente un móvil del SAME trasladó al herido al hospital San Martín, donde fue operado y permanece internado. Fuentes oficiales manifestaron que está fuera de peligro.

“Nosotros lo conocemos de vista al muchacho, porque es del barrio. Es cocinero, un laburante”, le contó a EL DIA uno de los empleados de la estación de servicio. Por otra parte, aseguró que “antes de la cuarentena había muchos robos, se calmó un poco y ahora volvió con todo. Mucho motochorro que viene de El Palihue y de Altos de San Lorenzo y quedamos en el medio”.

Asimismo, remarcó que “a la noche es un tema, aunque acá por suerte no nos han pegado, atacan más a la gente que está en la calle”.

La causa, en la que interviene la UFI N° 7 en turno, a cargo de Virginia Bravo, fue caratulada como “robo agravado, abuso de arma y lesiones”.

 

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