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De buena madera: ser carpintero está de moda

El rubro creció exponencialmente durante la cuarentena con encargues a profesionales, pero también surgieron nuevos amantes del oficio que poco a poco hacen sus propios productos

De buena madera: ser carpintero está de moda

En la carpintería de Francisco Rotela no tienen descanso

6 de Diciembre de 2020 | 09:22
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Parece que la tendencia a lo natural no es sólo con alimentación, yoga y el compostaje. La carpintería en madera también es furor. Lo dicen quienes los especialistas en el oficio y en las madereras, donde se han sumado clientes autodidactas que encontraron en esta cuarentena una forma de pasar el tiempo creando y reparando objetos con este fiel material.

Por un lado están los profesionales del rubro que tras el shock del primer mes de aislamiento vieron como poco a poco los solicitaban para hacer más trabajos. “La gente empezó a estar todo el tiempo en la casa y la puerta torcida de la alacena la veían todo el tiempo. El primer mes y medio de cuarentena fue complicado porque había proveedores cerrados y hubo una limitación. Pero al segundo mes el trabajo arrancó con todo. Reparaciones en principio y mucho pedido de muebles a medida como bajomesadas, placares o vestidores”, cuenta Francisco Rotela (33), que tiene su taller, Carpintería Herencia, en La Loma desde hace siete años cuando empezó a limpiar el taller de su abuelo carpintero.

En estos meses, el negocio repuntó tanto que Francisco tuvo querer acomodar el espacio de trabajo para poder incorporar empleados y stock de materiales ante la creciente demanda. “Hago solo por pedido, con 30 días para la entrega. Como son a medida tardan eso en este momento porque no damos a basto. En stock tenía mesas ratonas, de luz, muebles chicos mas que nada porque no tengo showroom o local, vendemos por internet”, explica este amante de la madera.

“La maciza es lo que mas me gusta, pero la placa sale mucho, porque ahora los muebles duran hasta la próxima mudanza. La maciza es mucho mas noble y se hace un trabajo más disfrutable”.

“Ahora los muebles duran hasta la próxima mudanza. La madera maciza es más noble”

 

Para Ramiro Chiavaro (40), “la gente está volviendo a lo natural. Este material se elige porque creo que la pandemia trajo un replanteo general. La gente se dio cuenta que estaba presa en departamentos. Por eso están eligiendo lugares con más verde y conectarse mucho más con la naturaleza. Buscan casas de madera, de barro, reciclan y quieren tener espacio para poder plantar y cosechar su comida”, analiza este carpintero que además de muebles fabrica casas porque “lo llevo en la sangre. Soy tercera generación en construcción en viviendas de madera, mi abuelo trajo en el `64 las primeras prefabricadas desde Canadá”.

Ramiro, que tiene su negocio hace más diez años en Ingeniero Maschwitz, dice que “lo que más salió en la pandemia fueron juegos de jardín, la gente invirtió en eso, en su espacio. Muchos van a pasar las vacaciones en sus casas y las adecuan para esos fines”.

“Lo que más salió en la pandemia fueron juegos de jardín, la gente invirtió su espacio”

 

Los muebles de este carpintero son en su mayoría reciclados, y por eso tienen un valor agregado: “trabajo con madera vieja de demoliciones o me voy a campos y rescato tablones enterrados de mangas de vacas. Las desarmo y se limpian con cepillos de alambre eléctrico. Uso lapacho o quebracho. Hacemos muebles con eso. Buscamos el tiempo, le damos otra oportunidad al material”, cuenta y agrega que también tiene un mes de demora en las entregas. “Tuvimos que alquilar un galpón, contraté personal y costó encontrar porque no sabe mucho el oficio. Los expertos son gente de 50 años y está trabajando, el que está aprendiendo recién empieza”.

ME DAS CADA DÍA MÁS

“Le hice muebles a Valeria Lynch, en 2008 y desde ahí no paré mas”, lanza Adrián Marconi que durante la pandemia contrató empleados en su carpintería de Gonnet y abrió otra en San Carlos. “Estoy tomando entre cinco y seis pedidos por semana de muebles de cocina, escaleras, vestidores y muebles a medida. La gente que gastó poco y pudo ahorrar se dedicó a terminar la casa. Ahora estoy entregando pedidos de septiembre”, coincide con sus otros colegas.

Más allá de la pandemia y de la anécdota de ser el carpintero de la cantante, a la que conoció cuando tomaba clases de canto en su escuela, Adrián dice que le apasiona la madera y quizás ese también sea el secreto de su éxito.

“Estudié en la escuela agraria de Bavio y ahí me enseñaron carpintería, siempre me apasionó, trabajo desde chico en esto, hago lo que me gusta”, expresa y suma famosos a su lista de clientes: “varios jugadores de Estudiantes y Gimnasia, como `El Pampa´ Sosa”.

Otro dato que comprueba el boom de este oficio es que comienza a faltar material. “Mi principal proveedor de madera maciza y tiene el deposito vació. La madera viene de Misiones, se estaban manejando con el stock que tenían y parece que ya no les queda mucho. En melamina no hay problema”, revela Marconi. Quizás los aficionados al oficio tengan algo que ver.

ENCERAR, PULIR

En las madereras los identifican porque hacen preguntas sobre cantidades y cortes, calidades y servicios de terminaciones. Se sacan dudas y buscan recomendaciones de todo tipo.

Internet, como en muchas cosas en los últimos años, ha sido la gran aliada de los curiosos que como hobby trabajan la madera. Desde jaboneras con tablitas hasta mesas ratonas, estantes y adornos. La creatividad es infinita a la hora de jugar.

“Trabajar la madera es muy lindo. Cuando comprobás que materializar ideas está al alcance de tus manos y finalmente te ves frente a una proyecto finalizado es muy satisfactorio”, describe Santiago Innocenti (34) que trabaja como maquetista gráfico.

“Comprobar que materializar ideas está al alcance de tus manos es muy satisfactorio”

 

El oficio le llegó “un poco por herencia y otro poco por YouTube. El oficio está presente en gran medida en mi familia pero empecé a interiorizarme en los detalles que mas me llamaron la atención a través de videos de Internet, viendo a otras personas realizando proyectos y participando de comunidades con hobbistas y maestros de la profesión con voluntad de transmitir su conocimiento”, explica y agrega: “vendí varias cosas, pero nunca encaré la carpintería con el fin de hacerla mi profesión. Aquellos que se convirtieron de alguna forma en clientes siempre fueron personas cercanas que me encargaron cosas simplemente porque saben que las hago”.

“Mi principal proveedor de madera maciza ya tiene el depósito vació. Falta stock”

 

Claro que para ser carpintero o aprender a serlo, no alcanza con tener un serrucho y un par de tornillos. Por más que se trate de un pasatiempo, hay herramientas que no pueden faltar: nivel, cincel y escuadra al estilo Gepetto el papá de Pinocho. Pero para profesionalizarse ya hay que tener un taladro, una sierra circular y una lijadora como mínimo. Además de espacio, claro.

“Las herramientas son necesarias y adquirir constantemente nuevas es casi una adicción. Esto puede ser un verdadero problema para el bolsillo porque no es un rubro particularmente económico”, entiende Santiago que si bien no piensa que este oficio se convierta en su medio de vida, tampoco lo descarta: “Proyectos siempre hay en la cabeza pero por ahora no tengo ninguno en funcionamiento. Si bien pretendo equipar cada vez más mi taller y aprender todo lo que pueda, al menos por ahora, no lo encaro más allá del hobby”.

Por su parte, a Gabriel Ibáñez (49) no el gusta aburrirse y hace “de todo, aunque la madera me gusta más porque hay mas posibilidades de darle formas, hacer cortes, es más rápido, se pueden construir cosas funcionales en poco tiempo”.

Este músico cuenta que desde chico le gustan las herramientas y al oficio lo fue aprendiendo “mirando, preguntaba, ahora con Internet busco mucha información , ahí hay de todo”.

Le ha hecho muebles a medida para amigos y su familia, pero lejos está de trabajar de carpintero porque “saben que no me pueden encargar mucho, es cuando tengo ganas. Quizás más adelante comercialice algunas cosas que me gustan hacer, pero no a pedido”, aclara, ya que para él esta actividad “es un hobby, me entretengo, paso el tiempo”.

Cómo habrá sido de entretenido que durante la cuarentena Gabriel equipó su terraza. Para eso compró una cepilladora eléctrica, una de las pocas herramientas que le faltaban. Amiguero como pocos, sabía que la vuelta a la normalidad iba a ser paulatina y con reuniones pequeñas, por lo que se armó un bar arriba de su casa: barra, bancos de estilo plaza, maceteros y un cerco para frenar el viento. Ya lo estrenó y fue un éxito.

Otro autodidacta al que le fue muy bien con la incursión en la madera comenzó aceptando un pedido de su hija. Luis Morena (46), comerciante, había aprendido algo de carpintería en la secundaria Carlos Vergara pero fue con tutoriales, y a fuerza de prueba de error, que le dio forma al estante que su primogénita le encargó cuando en pleno aislamiento se puso a ordenar la habitación y se dio cuenta que necesitaba uno.

Para sorpresa de ella, Luis no sólo realizó dos repisas sino que tomó el desafío de hacerlas flotantes. “Me decían que era un `vende humo´ porque siempre contaba de las cosas que sabía hacer pero nunca veían nada materializado. Además la pandemia me tenía bastante devastado y fue una forma de entretenerme”.

Este pasa tiempo se transformó en un hobby porque le dio placer la reacción de su hija cuando le entregó las repisas. “Eso me llevó a aceptar un pedido a medida. Tenía dudas porque era una responsabilidad más grande, pero dije que sí e hice una mesa ratona”, cuenta Luis que le tomó el gustito a estar en su casa y está enfocado en adquirir herramientas para concretar futuros proyectos.

 

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