"Vendrá la muerte y tendrá tus ojos" El final de todo, el amor de todo
Edición Impresa | 8 de Diciembre de 2020 | 03:00

Dos mujeres que han compartido toda una vida juntas se ven enfrentadas a la inminente enfermedad de una de ellas, que decide no hacerse tratamiento alguno. Juntas se mudan a una cabaña, a esperar el desenlace inevitable. Pero la de “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”, dice su director José Luis Torres Leiva, es una historia de amor.
La cinta del realizador chileno, que se estrena en Argentina el jueves a través de la plataforma Puentes de Cine, “nace de una experiencia personal”, dice Torres Leiva. “Cinco años antes de hacer la película, algunos amigos y amigas fallecieron por distintas enfermedades. A partir de esas experiencias, de ese acompañamiento, surgió la idea de filmar ese tiempo de la espera a la muerte y el sentimiento que provoca esa espera”.
Sin embargo, afirma, su intención no era realizar un filme oscuro sobre el duelo. “Sabía que al filmar sobre la muerte, la cuestión iba a estar presente. Pero para mí es una película que habla sobre el amor, el amor de dos personas que en ese tiempo final se vuelven a reencontrar. En ese tiempo de espera vuelve a renacer la relación: desde ahí construí la película. Ese amor que se tienen sostiene ese momento”, explica el director, guionista y montajista, responsable de filmes de ficción como "El Cielo, la Tierra y la Lluvia" y documentales como "Qué historia es esta y cuál es su final".
Por eso, la cámara de Torres Leiva hace foco en las miradas, los contactos, los abrazos: hay un trabajo íntimo de la cámara, “un acercamiento hacia el detalle, hacia el gesto, concentrado en esa mirada que empieza a renacer entre ellas, esos sentimientos opacados por la rutina que empiezan a resurgir”.
De hecho, “Vendrá la muerte…”, protagonizada por Amparo Noguera y Julieta Figueroa, se construye en base a esos “elementos mínimos”: la película tiene pocos diálogos y un estilo casi naturalista de filmar, y Torres Leiva confiesa que incluso se realizaron las escenas sin previo ensayo, y que muchas están basadas en experiencias personales de las actrices con la muerte. En ese sentido, dice, se cuelan en esta ficción algunas técnicas de su trabajo como documentalista: incluso, la película está filmada en forma cronológica, para así captar mejor la evolución del sentimiento de ambas actrices a medida que la enfermedad avanza y se recluyen en una cabaña a esperar el desenlace.
En ese regreso a lo natural, reflejo de “cómo los personajes vuelven hacia su esencia”, irrumpen varios cuadros líricos, relatados por las protagonistas. Torres Leiva explica que este final entrelazado de poesía se debe a que “no quería concentrarme en la agonía del personaje, no quería mostrar esa agonía mostrar los sentimientos que se desprenden de ellas. Todo lo que ellas dejan, todo lo que ellas añoraron, lo que ellas no podrán construir en el futuro: esos cuentos surgen a partir de esos sentimientos, del sentir de las protagonistas”.
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