La peste de los robos y daños en clubes de barrio hace estragos en Villa Elisa

Están situados en el casco urbano de la localidad. San Jorge lleva varios ataques en el año. Del predio de Dive se llevaron todos los cables

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Entre los atributos que se le reconoce al club Dive, está el verde impecable del césped de su cancha situada a pocas cuadras del Camino Centenario. Para sostener esa “marca”, sus dirigentes tendrán que conseguir alrededor de 70 mil pesos. Eso es lo que costará reponer el sistema eléctrico que, entre otras funciones, tenía la de alimentar el riego, uno de los secretos de la cancha que espera por la vuelta de los chicos. También habrá que reponer alambres, rejas y mejorar puertas en el Club San Jorge. Allí ya conocen sobre pérdidas en un contexto de caída de ingresos e inactividad por la pandemia. Ambas instituciones tienen bastante en común: son de Villa Elisa, se preparan para retomar sus actividades y en las últimas horas vivieron la zancadilla que significa la visita de los ladrones en sus instalaciones.

Según denunciaron dirigentes de ambos clubes, desconocidos ingresaron en los predios con fines de robo y a la vez dañaron algunas instalaciones.

En el caso de Dive (Deporte Infantil de Villa Elisa), los delincuentes se llevaron todo el tendido de cables que abastece de energía eléctrica la bomba de agua para la cancha y la iluminación. Además, los ladrones dejaron inutilizable el tablero que controla la instalación.

“Bastante”. Así resumió el prosecretario del Club, Sebastián López, la magnitud de las pérdidas, tras el relevamiento que se realizó en el predio situado en 47 entre 9 y 10.

Por estos días, la dirigencia tenía todo en proceso de acondicionamiento, en espera de los avances hacia la vuelta a las actividades para alrededor de 200 jugadores en categorías del fútbol infantil. Dive interviene en un torneo local (LISFI) y uno de la zona metropolitana.

La magnitud de la masa societaria está directamente relacionada con los chicos que visten los colores del club: hay 200 socios.

Hasta acá venían casi indemnes con respecto a los robos. “Tenemos la seguridad reforzada en los vestuarios y oficina del Club. Hasta ahora solo habíamos hecho denuncias porque mientras estaba cerrado había gente que se metía para jugar al fútbol en la cancha”, apuntó López.

Ahora, tienen que hacer números. “Para rearmar la instalación eléctrica vamos a tener un gasto de 70 mil pesos, según calculamos”, analizó el dirigente y avisó que no será fácil: “los ingresos están en un 30 %”, con respecto a los niveles pre pandemia, según prosecretario.

Por estos días, los chicos buscan retomar el ritmo de competencia en entrenamientos que se desarrollan en un predio alternativo que tiene la institución.

Mientras tanto, ya están sobre el problema de la luz y el agua. “A este Club se le reconoce el buen estado que tiene la cancha. Eso se logra, en parte por el sistema de riego que tenemos. Ahora, sin eso es imposible el mantenimiento”, lamentó López.

A unas diez cuadras de allí, la comunidad del club San Jorge ya está habituada a la intrusión y el robo. La dirigente Estela Games contó que “en lo que va del año ya tuvimos tres o cuatro” hechos, calculó.

No fue un ataque aislado en una larga cadena de delitos. Hubo una secuencia con dos pasos en estos últimos días: “entraron el miércoles pasado y fue más daño que otra cosa lo que hicieron, pero unos días antes habían robado el alambrado perimetral que está al lado del arroyo”, contó Games.

El arroyo en cuestión es el Carnaval, que bordea el predio de San Jorge, en un punto cercano a 8 y 424.

Además del alambre, esta vez quedaron daños en una reja y una puerta. Básicamente, los intrusos revolvieron y rompieron.

“Los días en que hay tormenta y no se escucha mucho son los que tenemos robos”, analizó Games y aclaró que no es solo contra el Club: “en el barrio hay muchos robos. Con o sin gente en las casas”, contó.

Además de camuflar sus movimientos con los ruidos del ambiente de lluvia, los ladrones también tienen una vía alternativa a la calle. “Como el cauce del arroyo está cementado, suelen usarlo para escapar”, contó la dirigente.

San Jorge, tiene una larga lista de robos en los últimos años. Esta vez, golpearon en momentos en que también allí esperan por la autorización de actividades. “Este año no tuvimos ingresos y muchos socios se retiraron. Ahora, vamos a abrir con burbujas (sanitarias) y esperamos la autorización para sumar la pileta (para no socios)”, indicó Games.

En su actividad social y deportiva, San Jorge, ofrece tenis, pádel, danzas, gimnasia, yoga, patín, fútbol, hockey, artes marciales, guitarra.

Antes del inicio de la cuarentena tenía alrededor de 300 socios. Muchos, ya no están. Y aparecieron gastos nuevos por los ladrones y vándalos.

 

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